domingo, 10 de marzo de 2013

Toda una vida... Paul Pierce


Artículo de: Pau Martorell (http://twitter.com/paumartorell) (@paumartorell)

Cuando el pasado 20 de febrero disfrutaba del clásico entre los clásicos, un Lakers-Celtics, una extraña sensación me incomodó durante gran parte de un partido que debía tomarme como mero disfrute y que terminó por ser un calvario.

El motivo tenía nombre y apellidos: Paul Pierce.
Todo cuadraba. A 24 horas del cierre de mercado, con el nombre del capitán verde en muchos rumores de traspaso, partido grande en una cancha con solera y en su ciudad...

La amarga corazonada que estábamos asistiendo a los últimos minutos de Pierce como 'orgulloso verde' me acompañó hasta las 21.00 horas del día siguiente, cuando comprobé con alivio que el sentido común lograba imponerse y el gran capitán céltico iba a terminar, al menos esta temporada, en el equipo de su vida.

Y es que la hipotética salida de Boston de Pierce no hubiera sido cualquier cosa.
Estamos hablando de uno de los ¿5/6? mejores jugadores en la historia de la franquicia más laureada (junto a Lakers) de nuestra NBA. Casi nada.

Son quince temporadas luciendo el número 34, dando el callo, estando a las duras y a las maduras, dando la vida por unos colores que no eran los suyos cuando de niño fantaseaba con lucir la amarilla y púrpura de su (ahora) eterno rival.

Tres lustros en los que Pierce se ha ganado a pulso uno de los sobrenombres más atinados que recuerdo 
(The Truth), por su capacidad para poner las cosas en su sitio en los momentos más calientes de los partidos, en los que ha cargado con el peso de la historia en una travesía por el desierto eterna para el equipo de Massachussets, siendo instrumental cuando el equipo del trébol volvió a saborear las mieles del éxito con un Big Three que creó tendencia y que bajo su liderazgo se puso el anillo 22 años después.

No, definitivamente este pedazo de crack no podía salir en un insulso mercado invernal camino devaya-usted-a-saber-qué franquicia.

En el deporte, como en la vida, deben existir los valores, y una franquicia como la de Boston no podía permitirse decir adiós a su icono por el simple hecho de acelerar un proceso de reconstrucción que más pronto que tarde deberá abordar.

¿Humphries? ¿MarShon Brooks? ¿rondas del draft?... ¿De verdad alguien en su sano juicio en la gerencia de los C's habría vivido tranquilo el resto de sus días de haber aceptado este tipo de acuerdo a cambio del capitán?

En un mundo como el que vivimos, y en una Liga tan profesionalizada como la NBA, es reconfortante comprobar que todavía se respeta el currículum y la historia. Boston lo ha hecho. Y yo, que como seguidor de los Mavericks ni me va ni me viene, lo aplaudo.

Y llegará el verano, y habrá que tomar decisiones. Pero eso será otro cantar.
Pierce tiene la opción de seguir un año más por un montante de 15.3 millones, aunque sólo 4 son 
garantizados.

Franquicia y jugador tendrán tiempo para hablar, para plantearse el futuro y para discutir qué es lo mejor para ambas partes.Con 35 años y con los numeritos que está haciendo, queda claro que a Pierce todavía le queda baloncesto por delante, aunque no a cualquier precio.

¿En Boston? Eso debe ser decisión suya.
Si se decanta por buscar otro equipo en el que concluir una esplendorosa carrera, será absolutamente respetable. Si decide seguir luciendo el '34' verde a cambio de un contrato de tres años bajando (en buena lógica) sus emolumentos, será la decisión perfecta.

A mí, personalmente, me encantaría que Pierce se retirara de verde y cuando él quisiera.

Y cuando hablo de Paul Pierce hablo de aquellos jugadores que se han dejado la vida (a muy buen precio, no vamos a ser cándidos) por unos colores. 

Aquellos jugadores que solo han vestido una camiseta y se han mantenido fieles durante toda una carrera a un equipo, a una franquicia, a una afición... a una ciudad.

Hablo de aquellos que enfilan con seguridad el final de sus carreras, pero que se han ganado por derecho propio la posibilidad de decidir cuándo y cómo dar un paso a un lado.

Hablo de Tim Duncan (16 temporadas), de Dirk Nowitzki (15), de Kobe Bryant (17), de Udonis Haslem (10), de Dwyane Wade (10), de Nick Collison (9), de Tony Parker (12) y de Manu Ginobili (11).
Todos ellos fieles a una franquicia y bajo la etiqueta cada vez más difícil de encontrar de 'One club man'.

Para ellos, mis respetos y la esperanza de que, llegado el momento, tanto franquicia como jugador sean fieles a unos principios hoy en día casi extintos y decidan poner fin a su vinculación de la mejor manera posible, y con la misma sonrisa que ambos mostraron en el lejano día de su presentación.

El ejemplo de Reggie Miller en Indiana o John Stockton en Utah, y la manera despedirse de la práctica activa con el respeto y agradecimiento de toda una ciudad no hay 'ceros' a la derecha ni anillos que lo paguen.

Ojalá todos ellos tengan la misma suerte. Ganaría el baloncesto, la NBA y el deporte en general

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