"Si no hubiera tenido lesiones, Sabonis habría sido el mejor pívot de la historia". Estas palabras fueron pronunciadas ni más ni menos que por Red Auerbach, probablemente el entrenador más legendario de la historia del baloncesto. Y es que nuestro protagonista de hoy fue, sin discusión, el mejor pívot que jamás jugó en Europa. Un jugador letal que anotaba como el mejor tirador, reboteaba y taponaba como nadie desde sus larguísimos 2,21 y que pasaba el balón como el mejor de los bases.
Arvydas Romas Sabonis nació en Kaunas, en la antigua república socialista soviética de Lituania, el 19 de diciembre de 1964. Con 17 años fichó por el equipo de su ciudad, el Zalgiris Kaunas, al que durante sus ocho temporadas lideró para ganar tres campeonatos consecutivos en la liga rusa. Aunque su primera oportunidad para darse a conocer fue cuando se proclamó campeón con la URSS en el mundial de Colombia en 1982. Sabonis era un Tatchenko modernizado, con la misma altura pero con una agilidad y rapidez impensables para un jugador de su tamaño. A eso, además, le añadía un manejo de balón y un lanzamiento exterior absolutamente espectacular.
Durante su etapa en el Zalgiris, Sabonis logró junto a los Homicius, Kurtinaitis o Iovaisha, conquistar la liga soviética tras más de 30 años de dominio del TSKA de Moscú. Esos años mágicos se vieron coronados también con presencias en finales continentales, como la Recopa en 1985, perdida ante el FC Barcelona o la Copa de Europa de 1986, en la que fueron derrotados por la Cibona de Drazen Petrovic. Además de sus éxitos con 'su club' Sabonis coleccionó medallas con la selección soviética durante esos años: bronce en el europeo de 1983, oro en el europeo de 1985 y medalla de plata en el Mundobasket de España en 1986. Sólo el boicot soviético a los Juegos de Los Angeles en 1984 le privó de una casi segura medalla olímpica.
Todas estas actuaciones despertaron lógicamente la atención de la NBA. Así pues, los Portland Trail Blazers apostaron por él y lo eligieron en primera ronda del draft de 1986 por delante de jugadores como Dennis Rodman o Jeff Hornacek, pero las circunstancias políticas de la época, en los momentos finales de la Guerra Fría, provocaron que su país le negara la opción de ir a jugar a Estados Unidos. Bob Whitsitt, el hombre que trajo finalmente a Sabonis a Portland en 1995, lo conoció con 19 años durante el Eurobasket de Francia: "Probablemente ya llevaba un cuádruple-doble en el primer tiempo, y su entrenador, Alexander Gomelsky, ni siquiera lo hizo jugar en la segunda parte. Podríamos reescribir las reglas del baloncesto después de verlo jugar tan sólo la primera mitad."
A lo que añadió: "Podía hacer todo. Tenía las habilidades de Larry Bird y Pete Maravich. Poseía la capacidad atlética de Kareem y podía tirar de 3 puntos. Podía pasar y correr la cancha, driblar. Tendríamos que haber llevado a cabo un plan para secuestrarlo y traerlo en ese momento"
Pero a finales de ese año, el gigante del Este recibiría su primer gran mazazo en forma de lesiones, que le perseguirían para el resto de su carrera. Unas molestias que arrastraba desde meses antes, se transformaron en una rotura del tendón de Aquiles, lo que le mermaría físicamente a partir de ese momento. Incluso le llegaron a aconsejar que abandonara el baloncesto, pero la efectiva intervención del Dr. Cook, el médico de los Blazers, y la voluntad del lituano pudieron evitarlo.
El crack lituano pasó casi dos años en blanco y se recuperó justo a tiempo para participar en los Juegos Olímpicos de Seul en 1988. Sabonis era un jugador distinto. Los meses de parón le habían hecho ganar peso y perder capacidad de salto, pero su dominio de los partidos era el mismo gracias a su inteligencia, visión de juego y tiro exterior. Con ello, llevó a la URSS a la medalla de oro en esos juegos tras dejar fuera de la final a EE.UU y derrotar a la Yugoslavia de su 'amigo' Petrovic.
Tras pasar un año más en el Zalgiris, por fin dio el salto a Europa y fue el Fórum de Valladolid el equipo que aprovechó las dudas de los clubs más poderosos sobre su recuperación y contrató sus servicios. Sabonis agradeció la confianza del club pucelano con un gran rendimiento y lo convirtió en un equipo de zona europea durante tres años. Cuando quedó claro que sus lesiones habían quedado en el olvido, el Real Madrid apostó por él para intentar recuperar la gloria perdida.
Un mes antes de debutar con el equipo blanco, en julio de 1992 conquistó su primera medalla con la selección de Lituania en los Juegos de Barcelona. El histórico bronce olímpico fue el prólogo a tres temporadas con el Real Madrid en los que conquistó dos ligas y la Copa de Europa a las órdenes de Zeljko Obradovic, quince años después, y que hasta hoy es la última que tienen los blancos en sus vitrinas. Tras esos años en los que coleccionó todo tipo de galardones individuales y colectivos decidió que era el momento de dar el salto hacia la mejor liga del mundo. Sabonis, siguiendo los pasos de otras estrellas madridistas como Fernando Martín o Drazen Petrovic, ponía rumbo a Portland.
Arvydas Sabonis llegaba a la NBA con 30 años y nueve de retraso, convirtiéndose en el rookie más veterano de la historia de la liga. Con los Blazers estuvo seis temporadas, hasta 2001, en las que promedió 26 minutos por partido (sin duda, marcado por sus dolencias físicas), con 13 puntos, 8 rebotes, 2 asistencias y 1 tapón por partido. Esos números mejoraban durante los Playoff, cuando las exigencias del equipo hacían que Sabas tuviera que estar más tiempo en la pista.
En la temporada 2001-2002 Sabonis se mantuvo alejado de las pistas de juego, pero al año siguiente regresó a los Blazers, eso sí, con algunas restricciones en el contrato impuestas por el lituano, como la de que no podía disputar más de 20 minutos por encuentro. Terminó su carrera jugando una temporada en el Zalgiris, del cual es uno de los propietarios, y se despidió del baloncesto de élite a lo grande, consiguiendo nada menos que el MVP de la Euroliga con 39 años.
Es una incógnita lo que hubiera sido de Sabonis si hubiera ido a la NBA en 1986. Si las lesiones le hubieran respetado estariamos hablando de uno de los mejores jugadores de la historia sin discusión. Su dominio en Europa a nivel de clubs y selección y su éxito en la NBA con 30 años así lo demuestra. En 2011 fue incluído en el Salón de la Fama del baloncesto.
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