“Nunca hay que olvidar de dónde venimos… que el brillo fugaz no
borre las huellas profundas del pasado… un pasado que es padre del presente y
futuro”
Un día cualquiera se nos apareció en el
pabellón… llegó como quien no quiere la cosa y preguntó si podía entrenar con
algún equipo… nos dijo que le gustaba el baloncesto, que había jugado hacía
años en Madrid y que desde que estaba en Oliva, por cuestiones laborales, tenía
el mono de balón… le dijimos que si, como siempre hacemos… y empezó a entrenar
con el Sr “A”, del que pronto le hicimos ficha para jugar… al principio se le
veía algo oxidado, pero tenía cualidades y una condición física envidiable… tuve
el placer de compartir equipo en su segunda temporada, esta vez en el Sr “B”
(él doblaría con el “A”), me gustaba su forma de entender el juego, nada egoísta
y siempre solidario con el compañero, ningún reproche y siempre dando ánimos,
un gran defensor, capaz de presionar a los bases y de defender en el poste a
jugadores de mayor envergadura… sus largos brazos le permitían interceptar
muchos balones, jugador de manos muy rápidas que le convertían en un excelente
“ladronzuelo” para desesperación de los rivales… tenía
muy buen tiro pero apenas se prodigaba en ello, y penetraba con habilidad y
potencia, a veces nos parecía que iba a machacar… a nadie le hubiera
sorprendido que lo hiciera, tenía una capacidad de salto enorme… luego
descubrimos que no machacaba por una mala experiencia del pasado que le había
creado una especie de “trauma” jajajaja… yo le insistía en ocasiones que
debería de tirar y penetrar más, que debía de aprovechar su potencial más
veces… parafraseándole un poco no era alguien que lo ha logrado todo, tampoco
se ha perdido nada… “pero ayer finté que entraba a canasta; y pasé el balón, sin
mirar hacia la esquina. Recibió mi padre, 52 primaveras y una muñeca que
reinventa ángulos. Lanzó, haciendo el amor al aro. Y entonces supe, que lograr,
que conseguir, que triunfar; es un verbo de significado personal e
intransferible”. Si, Pablo no es un jugador que se salga de lo normal, no es un jugador
superior capaz de hacer 25 puntos o dar 15 asistencias… tampoco era algo que le
interesaba, no quería destacar por encima de nadie, él solo quería disfrutar
del juego, de los pequeños detalles, del placer de hacer una canasta (y cuando hacía canastas eran muy plásticas, sobre todo cuando entraba cara a canasta a toda velocidad) o dar una
asistencia o simplemente formar parte del juego aunque fuera desde el
banquillo, porque sí, desde el banquillo también se puede ayudar al equipo y
disfrutar con ello… era un jugador de equipo, comprometido y entregado, nunca dió un solo problema, al contrario, siempre estaba para ayudar en lo que fuera necesario a compañeros, entrenador y equipo... y lo hacía tanto dentro como fuera de la pista, metiendo canastas, dando asistencias, animando, comentando el juego con los compañeros o yéndose a tomar unas cañas o cenar con alguno...
Puede que Pablo no sea ese jugador superlativo pero sí que es una
persona extraordinaria, no por lo que hace, sino por la forma en que afronta
los retos que le presenta la vida… es una persona singular, genuina, noble y de
naturaleza alegre… un compañero capaz de darte todo lo que tiene aunque no tenga nada.
... y es así tanto en la forma de afrontar la vida como jugando al
baloncesto… por eso era un jugador especial, por eso era alguien querido y
respetado por los compañeros… posiblemente, con el paso de los años su juego
quede difuminado y se nos borre de la memoria, pero su forma de ser perdurará
en aquellos que coincidimos con él, porque aunque todos somos diferentes los
unos de los otros él es distinto a todos los demás… has dejado huella Pablo,
muchas en esa playa a la que tanto adoras… y aunque las olas del mar las borren
así como te han llevado lejos de aquí, están incrustadas en nuestra
historia…
“La vida és
rosa, por mucho cenizo que nos dé ceniza, la vida és rosa. O azul, si lo prefieres. O verde pistacho, si se te antoja. Y es cierto: no tengo un futuro
prometedor; es más, no quiero un futuro de promesas”… “Mi riqueza son mis
padres, y mi hermano. Mi riqueza son amigos de verdad. Y al morir entenderemos
que absolutamente nada de lo que ha merecido la pena, se ha comprado con
dinero.” No se de que color es la vida, pero lo que si se es que tú nos la hiciste más colorida... hiciste que los rosas, azules, pistachos fueran más cálidos y mejores... y si, tu amistad nos hizo más ricos a todos nosotros... te fuiste como viniste y dejás detrás de ti a muchos compañeros y amigos que cuando vuelvas te abrirán las puertas de par en par, si es que alguna vez las cerraron.
“Nunca hay que olvidar de dónde venimos… que el brillo fugaz no borre las huellas profundas del pasado… un pasado que es padre del presente y futuro”
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