sábado, 14 de noviembre de 2015

Paris...

"¿Y París? 
Es la última gran mentira, o últimamente lo he sentido así. Es mi última gran mentira (que también podría llamarse México DF, Santiago de Chile o Cartagena). Es la mentira de la comodidad de alma, las luces cálidas, los edificios antiguos. Es la mentira de la felicidad: en París encontraremos todo. París ha sido y seguirá siendo un ancla para la mente que busca, para la poesía. ¿Pero es que la
ciudad tiene algo distinto? ¿Cómo es que sabemos que París es París y no otra ciudad? ¿Cómo es posible que tantas palabras y revoluciones hayan contribuido a su propio sueño? París nunca abre los ojos, se cree demasiado grande y creo que por eso lo queremos tanto...
París es una cosmogonía de lo nombrable. Pero París se fagocita en sí misma. No tenemos escape. Nos come. Nos enlaza. Se hace poema. Barre de sí misma las oscuridades...
Dice ella:
“París en su imaginario creador, literario o artístico, ofrece versiones ambivalentes: objeto de deseo o lugar de frustración, refugio o caos, territorio para la ilusión o la melancolía, París de noche o de día, las calles y los monumentos, los puentes y sus correspondencias, la rive gauche y la rive droite, su opulencia y su miseria, los paseantes y los noctámbulos, el bohemio y la parisina. París imagen, novela, poema, libro: “la gran sala de lectura de una biblioteca que atraviesa el Sena”.
Digo yo: la gran ciudad no me merece todavía."


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