La temporada 2024-25 ha sido un viaje lleno de aprendizajes, emociones y evolución para nuestro equipo Alevín Femenino del CB Oliva. Un equipo completamente nuevo, formado por una mezcla muy heterogénea: jugadoras que comenzaban a jugar por primera vez, jugadoras de segundo año, jugadoras de primer año y tres valientes benjamines que se atrevieron a dar el salto.
A esta mezcla se sumaba la incorporación de un nuevo cuerpo técnico, con Óscar Verge y Eivile asumiendo el reto de guiar a este grupo desde cero. Desde el inicio sabíamos que el camino no sería fácil, y que los resultados tardarían en llegar. La falta de experiencia y de cohesión era evidente en los primeros partidos, especialmente al enfrentarnos a rivales con mayor rodaje y físico.
Sin embargo, desde el principio quedó claro que el marcador no reflejaba el verdadero trabajo que se estaba realizando. Había detalles, pequeños gestos, mejoras sutiles en el juego y en la actitud que hablaban del progreso del equipo, aunque no aparecieran en la estadística final. Día a día, entrenamiento tras entrenamiento, el grupo fue creciendo. No solo en lo deportivo, que por supuesto es importante, sino también —y sobre todo— a nivel humano.
La evolución como equipo ha sido visible: poco a poco se ha ido formando una conexión especial entre todas ellas, creando un ambiente de compañerismo, respeto y amistad. Este crecimiento no habría sido posible sin el apoyo fundamental de las familias. Agradecemos de corazón la implicación de madres y padres, que con su esfuerzo han contribuido al desarrollo integral de las jugadoras.
En estas edades, los resultados son lo de menos. Lo verdaderamente importante es el proceso y los valores que se siembran: esfuerzo, compromiso, entrega, sacrificio, y espíritu de lucha. Habrá momentos difíciles, días duros, incluso lágrimas. Pero cada experiencia, buena o mala, forma parte del crecimiento personal y deportivo de estas niñas.
Cerramos la temporada con la satisfacción de saber que hemos avanzado, que hemos construido algo sólido, que estamos en el camino correcto. Porque lo más valioso que se llevan nuestras jugadoras no son las victorias o las derrotas, sino las lecciones aprendidas, las amistades forjadas y el amor por este deporte.
¡Gracias a todas por una temporada inolvidable!
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