El primer error cuando se habla de la cantera es pensar que sólo se refiere a la formación de jugadores para la élite. Teniendo en cuenta que un porcentaje muy pequeño de jugadores podrán ganarse la vida con el deporte profesional, la cantera no puede ser reducida a este objetivo. La cantera, es la transmisión de valores y la formación de las personas que se acercan a este deporte. Más adelante serán los encargados de transmitir sus vivencias y experiencias a otros como entrenadores, se convertirán en aficionados, o usaran lo que han aprendido en su vida privada y profesional.
¿Qué valores puede transmitir la cantera en el siglo XXI? El individualismo, la falta de compromiso, la dificultad para superar el fracaso, el deseo de refuerzo inmediato son problemas de los jóvenes actuales que a través del baloncesto podemos y debemos combatir, inculcando otros valores. Tenemos la obligación moral y la necesidad social de hacer una revolución en la cultura de la juventud. El baloncesto debe enseñar el compromiso a través de la obligada asistencia a partidos y entrenamiento. A los padres se les debe transmitir esta idea desde el principio. Deben entender que sus hijos y ellos mismos algún día tendrán ganas de hacer algo diferente a acudir al entrenamiento o partido pero…..ahí está la importancia de hacer lo que debo hacer incluso cuando no me apetece demasiado. El entrenador debe buscar situaciones en que sus jugadores sufran el fracaso, es formativo, y que un niño llore porque ha perdido un partido es bueno, no pasa nada por sufrir por algo que quiero y no pudo conseguir. Lo malo es que les dé igual perder un partido. Para sufrir por no conseguir algo se debe desear y trabajar para conseguirlo, otra idea que tenemos transmitir desde la cantera. Alguien puede decir que el baloncesto debe ser divertido. Sí, pero quizá debemos discutir lo que significa divertido. Aprender algo bien no siempre es divertido, necesita repetición y constancia. En ocasiones debo trabajar concentrado en aquellas cosas que a pesar de no ser realmente divertidas son importantes. Enseñamos así autodisciplina.
Y después de perder hay que volver a trabajar para intentar mejorar. Si uno no puede ganar un determinado partido debe hacer lo máximo para mejorar. El entrenador debe mostrar con su actitud equilibrio y transmitir pasión el siguiente día de entrenamiento, incluso más que antes de la derrota. Superar el fracaso, no abandonar.
Por supuesto, el trabajo en equipo es otro gran valor que se debe transmitir. Combatir el egoísmo y el individualismo potenciando el juego en que el equipo sea lo importante, se puede hacer mediante los componentes tácticos que utilizamos y lo que los entrenadores potencian y premian. Pero quizás esto sería tema para otro artículo.
Durante el debate surgió la idea de que los entrenadores debemos vivir los fracasos de los jugadores como nuestra responsabilidad y no dar a un jugador por perdido, buscar nuevas formas de acercarnos a él. Estoy de acuerdo con esto. Pero hay que transmitir con claridad a los jugadores que tienen responsabilidad en lo que hacen, está en ellos, en su trabajo y actitud está lo que van a conseguir. El estado del bienestar parece transmitir la idea de que los problemas deben ser resueltos por otros y todo debe estar subsidiado, pero esto es algo irreal. Que los entrenadores y el entorno analicen por qué algo no está funcionando me parece correcto, pero a los chicos hay que dejarles claro lo que ellos están haciendo mal. Una “bronca” a tiempo es muchas veces más que necesaria. Los adultos no debemos evitar estos momentos de enfrentamiento.
Algunos clubs, entre ellos el mismo Joventut, se plantea mantener la cantera. Si se estudia desde un punto de vista puramente económico, es cierto que los equipos de formación son deficitarios para los clubs profesionales, pero estos clubs en su mayoría se mantienen viviendo muy por encima de sus posibilidades económicas reales gracias a las subvenciones de ayuntamientos, comunidades y Cajas de Ahorros. Por tanto tiene la responsabilidad de devolver ese esfuerzo de las instituciones públicas en la formación de los jóvenes. Al menos mientras nuestro modelo deportivo no cambie profundamente y esté asociado con los colegios, institutos y universidades, que sería lo lógico, donde existirán realmente profesionales dedicados a la formación de las personas a través del deporte y de los talentos físicos que puedan llegar al selecto grupo de deportistas de élite. Es sorprendente como a pesar de dejar en manos de voluntarios (por lo que cobran, no por su dedicación) la formación de los deportistas en este país, estemos compitiendo a gran nivel en una gran cantidad de deportes.
Durante el debate también surgió la difícil relación entre los clubs grandes y los pequeños o colegios. El ánimo de esto clubs grandes (normalmente ACB) es disponer de los mejores jugadores de cada edad. Es cierto que esto clubs disponen habitualmente de mejores instalaciones que los más modestos y también cuentan con un cuerpo técnico más extenso y en ocasiones (no siempre por lo que yo sé) con una mejor organización para seguir la evolución de los jugadores. Surge el problema cuando un club grande desea fichar a un jugador. ¿Cómo se debe hacer? Se debe partir de la empatía, la falta de egoísmo, el respeto a la libertad de elección y la total sinceridad. Ponerse en la posición de otro es siempre una gran experiencia. Antes de hacer algo o decir algo pesar como me sentaría si fuese el otro lado. Evitar el egoísmo, ya que los jugadores no son del entrenador, del club o del colegio. Tienen su derecho a tomar sus decisiones y cometer sus propios errores. Se debe ser sincero al hablar con los jugadores y las familias planteando claramente los pros y los contras de jugar en un club grande y desde luego se les debe decir que no es un seguro de jugar a nivel profesional. Bajo mi punto de vista se les debe decir que se les ficha par el equipo infantil, cadete, etc. … no para el primer equipo. No se deben vender falsas expectativas e incluso se debe ser extremadamente sincero si se ficha un jugador sabiendo que ahora puede ser competitivo pero no lo será en el futuro porque su desarrollo físico es temprano pero está posiblemente limitado. Si a un jugador así lo ficha un club grande debe hablarle de lo que vivirá en el próximo año, no de falsos futuros.
Quiero terminar destacando que la cantera es un asunto de personas, de relaciones, de formación, de contacto con el paso de los años, no de cuantos “marcianos” (por lo extraño) llegan a la elite. Lo mejor es ver como con el paso de los años los que fueron jugadores siguen haciendo deporte, algunos transmiten lo aprendido y otros no olvidan sus experiencias, da igual a qué nivel competitivo se ha llegado.
Fran Rodríguez Plasencia
Entrenador Superior de Baloncesto
Profesor de Enseñanza Secundaria
Colaborador JGBasket
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