Domingo por la mañana, uno se levanta temprano, se va a pegar una vuelta por la playa pensando en el partido que hay que disputar en Gandia... es tarde, a las 12h, y hay que matar un poco el tiempo...llegó a casa y me pongo el partido del mejor deportista español de la historia Don Rafa Nadal que juega la final del Open de Australia... pierde el primer set de forma contundente... mal empezamos el día... Nos vamos a jugar el partido a Gandia... el calentamiento no me gusta nada, veo al equipo disperso, con falta de concentración, con falta de tensión... Nadal pierde el segundo set en el tie-break... malo, muy malo... empieza el partido y se corrobora lo visto en el calentamiento, primeros minutos de jugadas inexplicables, pases que ni los benjamines, recepciones como si en lugar de un balón nos hubieran pasado gelatina viscosa que se escurre entre los dedos ¿pero que es esto? ¿qué nos pasa? afortunadamente en los instantes finales de periodo logramos 3 canastas consecutivas que nos ponen 2-7 a favor.
En el segundo periodo seguimos con una dinámica de reyes magos... de regalar y regalar a diestro y siniestro, de desperdiciar ocasiones en superioridad, de perder balones de no ver al compañero ¿nos molesta el sol? ¿qué explicación puede haber para tanto error?... a pesar de ello parcial de 2-4 (4-11)... y el tercer periodo no es mucho mejor, 4-2 para los locales en un periodo donde hemos dejado muchas oportunidades al rival, donde hemos perdido cantidad de balones y hemos estado lentos en el balance...
Y llega el cuarto periodo, reacción del equipo, que parece haber encontrado el interruptor y darle al ON... el equipo comienza a presionar mejor, a llegar a más ayudas, a más 2x1, a recuperar balones y correr en velocidad, con pases rápidos y certeros... parcial de 4-13 que podría haber sido incluso mayor, un periodo de mucha solvencia, de superioridad, de juego colectivo dónde todos ibamos en oleadas... tras el descanso no nos relajamos y seguimos en la misma dinámica, estamos en nuestros mejores momentos, todos se multiplican, se ayudan, comparten el balón... y lo hacen de forma fluida, sin dejar respirar al rival, sin darles un segundo de tregua... nos ha faltado solo estar más acertados cara a canasta, parcial de 2-8 y marcador global de 14-34. La diferencia es importante, pero queda un mundo y nada es seguro hasta que se logra... El sexto periodo es de resistencia, de saber sufrir para mantener la diferencia, el rival juega mejor y nosotros tenemos que ser capaces de resistir, de no dejar que se metan en partido, aún queda mucho y sería peligroso... 2-2... cinco minutos jugados más, cinco menos para el final y mantenemos la renta de 20 puntos...
El séptimo periodo comienza con 4 puntos rivales en apenas minuto y medio, hay que frenar ese empuje, y lo logramos en base a la defensa, porque en ataque no encontramos espacios y cuando lo hacemos no estamos nada acertados, el aro se nos hace pequeño, tenemos buenas opciones que no sabemos aprovechar... acaba el periodo y la diferencia es de 16 puntos (20-36).
Queda un periodo y comienza con triple del equipo local... pero enseguida respondemos con una canasta de Jordi, no damos opción al rival a que crea en la remontada... seguimos defendiendo como si el partido dependiera de cada defensa, en ataque no estamos lucidos, pero tenemos nuestras opciones... cuando más complicado se nos estaba poniendo para anotar Quim logra una canasta... sería la última del equipo, la última del partido, nadie anotaría más... y se llegaría al final del encuentro con una victoria de 17 puntos de diferencia...
Nadal tras un mal inicio, tras verse con el agua al cuello veo que ha ganado el tercer set... sigue resistiendo, no se deja ir, cree en imposibles y quien cree en imposibles es capaz de conseguir milagros... si, al final logra la victoria remontando los 2 sets en contra que tenía... gana tras 5 horas y media de juego, de lucha, de entrega, de sacrificio... ese es el ejemplo que todos debemos tomar cada día, cada partido... no rendirse nunca y cuando las cosas pinten mal seguir intentándolo una y otra vez, sin desfallecer, sin excusas...