Víctor Hugo
El que, obsesivamente, se vanagloria de su valía e ignora el valor de la autocrítica, jamás será imparcial y libre para evaluar objetivamente sus errores y méritos, y nunca superará su patológico envanecimiento. 
La realidad es irrefutable y obstinada, pero el orgullo y la vanidad nos impide verla tal y como es, y gestionarla con imparcialidad y autocrítica. 
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