1.-Larry Bird: El mejor jugador blanco de todos los tiempos. Pasados 30 años sus números mareantes nos resultan de ciencia ficción, más aún con las condiciones que tenía. No era rápido ni era fuerte pero tenía una cabeza que funcionaba eternidades más rápido que la del resto, con precisión matemática, el temple de un cirujano y el instinto de un velocirraptor. Con todo, explicar cómo era posible tal excelencia en todos y cada uno de los aspectos del juego, tanto ofensivos como defensivos, es algo que roza lo paranormal comparándolo con los jugadores que acostumbramos a ver ahora. Su duelo contra Magic es la sublimación del baloncesto. La edad de oro de la liga. Y no salió mal parado: Rookie del año, 3 MVPs, 3 anillos… Lo logró todo. Imposible imaginar un Dream Team donde él no estuviera.
2.-Julius Erving: El carismático “Doctor J”. El pionero de los grandes “voladores” de la liga, obsesionado con crear poesía en el aire. Llegó a la liga algo tarde pues era el icono de la extinta liga ABA, con el balón tricolor y la invención de los concursos de mates. Verle saltar desde la línea de tiro libre, con aquel “afro” al viento y el balón cogido como una mandarina es una imagen que marcó un antes y un después en la historia del baloncesto. Durante aquel período, sus promedios de 30 – 10 (o incluso 30 – 20 en su primera temporada) parecían imposibles para un alero de algo menos de 2 metros. Cuando fue fichado por los Sixers de la NBA, a los 26, su aportación se volvió más “humana” pero le dio para ganar 3 títulos de máximo anotador, un MVP y un anillo. Sus maravillas continúan haciendo furor en todos los recopilatorios de highlights históricos. Espectáculo puro sin despreciar la eficacia. El ídolo de Michael Jordan.
4.- Adrian Dantley: Otro extraño caso de víctima del destino. Fue anotador demoledor, de los más efectivos de la historia, por encima incluso de los más grandes pívots y ni que decir cabe, por encima de cualquier exterior que os pueda venir a la cabeza. Un alucinante 55% de acierto de promedio en toda su carrera y eso que no se trataba de un buen tirador. ¿Cómo fue posible? Su juego al poste era individualmente imparable. Era bajo para su posición, pero fortísimo, pesado y con un centro de gravedad a ras de suelo. Una tanqueta que hacía imposible resistirle la posición a los aleros convencionales. Había quienes optaban por asignarle su defensa al ala-pívot así que os podéis hacer una idea del desbarajuste que llegaba a causar. Después con una rápida suspensión infalible a 3-4 metros, un primer paso demoledor y un amplio abanico de fintas tenía recursos suficientes como para anotar prácticamente cuando le daba la gana. Por desgracia para él nunca encontró su lugar para alcanzar el olimpo. Representó el “antes” de equipos históricos, de los Lakers de Magic, de los Bad Boys, de los Jazz de Stockton y Malone, pero siempre fue traspasado justo antes de poder saborear las “mieles del éxito”, se dice, por un problema de inadaptación y por su estilo absorbente de juego. Alcanzó la final con Detroit en el 88, cuando a duras penas los Lakers se impusieron en 7 partidos. No se hablaba con nadie de aquel equipo y su traspaso por Marc Aguirre fue exigencia expresa de Isiah Thomas. La temporada siguiente, sin él, caería el anillo. La historia de su vida.
6.-Dominique Wilkins: El “Highlight” humano. El sentido más brutal del espectáculo. Redefinición del “Monster dunk” o el “Tomahawk” a una o dos manos. La potencia más desatada poniendo a prueba como nunca la dureza de los aros. Cuando él se proponía anotar a su manera más valía apartarse del camino. Un auténtico animal con uno de los físicos más impresionantes de la historia. Su importancia no se traduce en honores colectivos. Habían pocas migajas para repartir, las que dejaban los duelos entre Bird y Magic., así que a sus humildes Hawks no era posible que le cayera ninguna. Pero los que le hemos visto no podremos removerlo de nuestras retinas. Aquellos duelos de mates contra Jordan o Spud Webb hicieron nacer miles de aficionados por todo el mundo. A tirar ahora mismo del Youtube que lo podéis flipar. Ya ha pasado demasiado tiempo sin que le vemos machacar a quien se le ponga por delante.
10.-James Worthy: Ser la punta de lanza del “Showtime” te convierte automáticamente en leyenda. Ningún tipo de 2,06 ha corrido así el contraataque. En ese equipo sabías que si eras rápido tenías muchas posibilidades de reventarla y Worthy ahí era una flecha imparable cuando llegaba lanzado. En la regular era un buen jugador… pero llegaba la postemporada y cuidado, que todo en él crecía. Más fuerte, más rápido, más alto… e incluso menos feo. Cualquiera decía que entonces que era la tercera espada de Jabbar y Magic. 3 subcampeonatos y 3 anillos. MVP de las finales del 88. Nadie le obligó a correr hacia detrás al “Pájaro” como lo hizo él.
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