Os dejo el artículo que Piti Hurtado le dedico por su 47 cumpleaños en el 2020:
¿Lento? ¿Abusaba del bote? ¿Descoordinación entre tren inferior y tren superior? ¿Un poquito de chepa? ¿No gastaba energía en mates? Seguramente todo eso era cierto en su físico y forma de jugar. También son ciertos los 18 títulos en ligas mayores o campeonatos de Selecciones, 12 MVP en tales campeonatos ganados…
Si juegas al basket y eres primo de Drazen Petrovic, aunque seas primo segundo, calidad tienes que mostrar. Dejan Bodiroga es un extraño caso de apriorística falta de condiciones físicas (más allá de 2.05 y buena envergadura) pero una psicomotricidad rara pero efectiva. Por momentos desgarbado en el tiro triple, por momentos finísimo en la elaboración de los pivotes amplios, las fintas de tiro y algunos otras engañifas donde se crecía, generalmente con ventaja numérica en contraataque, ahí desataba la imaginación al más puro estilo insolente de los “plavi”. No sabemos si le une alguna otra relación de parentesco con Nikola Mirotic, tienen cierto parecido físico, han jugado para los dos grandes equipos españoles (con lo que eso implica) y quieren la bola en los momentos más calientes. Nota del autor: momento para los haters y las comparaciones…
Es la historia de la vida deportiva de uno de los más grandes jugadores de la historia que nunca jugaron ni en NCAA ni en NBA. De entre sus gestas, tres oros en Eurobasket y el hito a destacar que llevándose dos campeonatos del mundo y sus correspondientes MVP para provocar que Colangelo y USA basketball se empezaran a poner las pilas.
Dejan Bodiroga es muchas cosas a nivel técnico y de dureza ganadora en lo mental, pero sobre todo, Bodiroga es “El látigo”. Cuenta la leyenda que en la redacción de la revista Gigantes de finales de siglo pasado y principios de este, se competía por ponerle el mejor apodo a jugadores, momentos, movimientos. Y estaban discutiendo sobre como ilustrar el dribling de Bodiroga, lanzar el balón en bote casi vertical a la proyección del defensor y recogerlo con la mano contraria para llevártelo tan lejos en lateral como pudieras como si lo atraparas con el látigo. Nuestro cumpleañero lo hizo en una época ya de mucha televisión, lo hizo para ganar ventaja ya en la media distancia donde la estatura (recordemos que muchas veces jugaba de 1) le daba ventaja o la velocidad le llevaba a terminar cerca del aro (recordemos que medía 2.05 y a veces le defendían tres o cuatros).
El archivo arqueológico de los fundamentos del baloncesto nos indica que este movimiento se vio por primera vez en el alto nivel y con más profusión a Dragan Kikanovic, escolta yugoslavo, gran estrella y anotador que acabó ganando dinero en Pesaro y en Francia, esto es un poco como la leyenda del Trinche, lo hemos oído, no tenemos la jugada en vídeo. Parece que Kikanovic coincide en Partizan en el año 1980 con Danko Cvjetičanin cuando él primero terminaba y “El Yeti” empezaba su carrera profesional. Apodado como el mostruo de las nieves por “La demencia”, compartió con los primos de Bodiroga (Aza y Drazen) varios años en la Cibona de Zagreb y en la Selección de Croacia.
El nombre americano de este movimiento-firma tiene menos relato, lo bautiza un jugador de nivel universitario que no hizo carrera NBA pero que en un giro del destino apareció en su periplo trotamundos en Zagreb, en sus últimos años, para jugar para los colores del Cedevita y cerrar el círculo.
Más adelante se lo hemos visto usar a Ginobili, a Russell Westbrook (para luego atropellar en penetración), a un muy fino Crish Paul, siempre con herramientas técnicas excelentes contra pívots en el cambio defensivo y eso de envolver la bola para hacer tropezar a los elefantes le sigue gustando especialmente.
Pero mucho antes de estos látigos, Dejan Bodiroga fue el jugador que se atrevió a hacerlo hasta en finales de Campeonatos del Mundo y JJOO, que no le importó quién estaba delante, Dejan Bodiroga se retiró cuando tenía 34 años, ya se nos antoja que lo dejó demasiado pronto, bendita longevidad, al menos es del escaso porcentaje de jugadores que decide retirarse él mismo y no le retira el mercado o las lesiones.
Feliz cumpleaños al látigo y al que lo empuña, Bodiroga.