Acudimos al partido con 2 bajas importantes, pero teníamos 10 jugadoras para hacer dos quintetos muy competitivos. El rival tenía una plantilla muy joven, pero su inexperiencia la podían suplir con la energía que te da la juventud. Teníamos que salir muy concentradas y sorprender desde el principio, adueñarse del partido y marcar una diferencia rápida pero sin ansias. Salimos muy bien y logramos un 0-10 inicial que obliga al rival a pedir tiempo muerto. Hablamos de que es importante seguir con la misma dinámica y que las ansias de finiquitar pronto el partido no nos haga perder la posición y cometer errores que den alas al rival... acto seguido el marcador refleja un 8-12, de lo dicho nada de nada. Tenemos que volver a recomponer el equipo y enderaz el rumbo. Lo hacemos y poco a poco vamos aumentando la diferencia y ahora sí controlando nuestros impulsos primarios de querer hacerlo todo a máxima velocidad para recuperar el balón. Hay que saber cuando y como apretar, como moverse y donde podemos hacer daño al ataque rival porque llegar a todas partes es imposible y cuando lo intentas te dejas la espalda al descubierto y te destrozan. No hubo mucha más historia en el partido... y en un partido sin historia no puede ser que jugadoras de ambos equipos se vayan desquiciadas a casa. Unas por la impotencia de no poder, otras por ver como ante la diferencia en el marcador el arbitraje dejó jugar mucho más de lo conveniente, permitiendo empujones y manotazos (una vez más, si lo consienten con partidos igualados no queramos que lo piten con partidos donde el resultado está decantado... en fin, una más y seguimos para bingo)
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