Su llegada a la NBA fue tan estruendosa como silenciosa fue su salida... se fue sin que apenas nadie lo notará, sus mejores años ya habían pasado y los focos ya no le alumbraban como antaño... pero en sus inicios fue capaz de capitalizar toda la atención de la NBA sobre él... todos los aficionados del baloncesto querían verlo jugar fueran de su equipo o del contario... y todos, absolutamente todos sin excepción contenían la respiración cada vez que tenía el balón en sus manos esperando que hiciera algo... y eso es algo que solo consiguen los mejores magos... Un jugador con una fantasía sin igual, con un talento inmenso... rápido, sí de piernas pero sobretodo de mente, capaz de ver las jugadas antes que el resto y de dar el pase preciso, como muchos otros grandes bases de la historia, pero de una forma que pocos han conseguido desarrollar... convirtió el pase en un arte... pases de todo tipo, sin mirar, de espaldas, haciendo caños, con el codo... unía precisión con plasticidad, con belleza... y nos dejaba con la boca abierta, pensando si lo que habíamos visto realmente se podía hacer o era fruto de nuestra imaginación... un jugador capaz de hipnotizar a todo el público... un jugador que escapaba de los sistemas de juego, él los rompía todos con su juego y eso volvía locos a sus entrenadores que no acabaron de confiar nunca plenamente en él... le daba igual, no renunció a su estilo... a un jugador tan imaginativo no lo puedes encorsetar... las aves no nacieron para ser enjauladas, fueron creadas para volar todo lo alto que pudieran... Jason Williams no un jugador ideado para ordenar, dirigir y controlar el tempo de los partidos... en eso habían muchos bases mejor que él... Jason Williams era un espíritu libre que jugaba por el placer de jugar, para divertirse... y nos hizo disfrutar a todos como pocos jugadores han logrado hacer... se convirtió en un asiduo en las mejores jugadas de la semana y su repertorio es difícilmente igualable... un jugador que podría haber marcado una época... con su velocidad, su capacidad de desborde, su forma de entrar a canasta, su visión de juego y su talento a la hora de asistir podría haber sido el mejor base de todos los tiempos... pero creó que nunca jugó con esa intención, creó que solo quería disfrutar del juego como hacía en las pistas callejeras y para triunfar en la NBA hace falta mucho más... pero eso sí, conquisto el corazón de muchos aficionados algo que muchos campeones no han logrado y sobretodo hizo que todos en algún momento contuviéramos la respiración y evitásemos parpadear para no perdernos lo que en un segundo podía hacer este jugador con el balón en sus manos y esa sensación de tener a todo el mundo sin aliento expectantes no hay muchos jugadores que lo hayan logrado.
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