“Nunca hay que olvidar de dónde venimos… que el brillo fugaz no
borre las huellas profundas del pasado… un pasado que es padre del presente y
futuro”
Me
acuerdo de cuando vino a entrenar por primera vez… era en lo que hoy es
Desemparados, en la doble pista de básquet que había… era benjamín de segundo
año y era un torbellino… en cada ejercicio quería ser el mejor, quería ganar…
recuerdo que un día vino su madre a decirme que los del fútbol querían que se apuntará con ellos, el entrenador iba loco detrás de él… yo le dije que hiciera
lo que hiciera me parecía bien… al final el niño decidió jugar a baloncesto, le
dió calabazas al fútbol… algo no muy común… y menos si eres muy bueno jugando a
fútbol, y lo era, realmente lo era.
Desde
el primer momento congenie con aquel chiquillo, era un ganador nato como yo… le
podía apretar todo lo que quisiera que él siempre respondía, lo daba todo de sí… y cuando yo le pedía aún más, más que me daba él… era inagotable. Quería
ser el mejor de todos y sabía que se debía esforzar para ello. En el “B” jugaba
Antoni Molina, su Némesis, los enfrentamientos entre un equipo y otro eran
brutales… en el primer partido apenas ganamos de un punto, el duelo entre
ambos fue bestial… era un ver quién podía con el otro… el duelo individual lo ganó Antoni aunque el colectivo fue nuestro… la segunda vez que nos enfrentamos, los barrimos de la pista, les ganamos de más de 30 puntos, Sergí
le hizo un marcaje a Antoni perfecto, lo sacó de sus casillas, pudo frenarlo en
aquella ocasión… algo que no muchos jugadores han podido hacer… Sergi fue el
líder de aquel equipo, junto con Francesc Fuster… que nos llevó a quedarnos
campeones comarcales sin perder ningún partido. En una votación secreta los
compañeros eligieron a Sergi como el mejor del equipo por amplia mayoría.
En
primer año alevín lo tuvo Juan Carlos en su equipo, pero a partir de mitad de
temporada venía también a entrenar con el infantil que entrenaba yo, con
jugadores 2 y 3 años mayores… a pesar de
su desventaja física no les tenía miedo, no se arrugaba y entrenaba con mucha
determinación… quería ser el mejor y no había nada que no estuviera dispuesto a
hacer…
En
segundo año alevín lo vuelvo a entrenar, empieza siendo el líder del equipo,
papel que con el paso de los meses recayó en Fernando Garí, que era nuevo y evolucionó tanto que se convirtió en el líder natural del grupo… a pesar de
ello Sergi tuvo un papel muy destacado en el equipo, fue de los máximos
anotadores y su defensa era la mejor del equipo. Logramos ganar el campeonato
comarcal con una sola derrota… ese año Sergi seguía entrenando también con los
infantiles.
Cuando
llega a infantil el equipo se reunifica, juntamos a los del Rebollet (su grupo)
con los de Hort de Palau (el grupo de Antoni Molina, su “alter-ego”)… desde el
principio cuajan todos en una gran piña, un grupo de jugadores de mucha
calidad, pero humanamente superiores... jugadores comprometidos y leales… y
entre el talento de jugadores como Antoni Molina y Robert Escamez, entre el liderazgo de
Andrés Fuster, entre la fuerza de Jesús bajo tableros… Sergi destaca por su
intensidad, su entrega, su fe inquebrantable en la victoria a pesar de los
resultados muchas veces adversos, su esfuerzo y compromiso… su determinación a
hacer lo que fuera por ser el mejor, era algo que lo obsesionaba y le llevaba a
competir en cada entrene tanto o más que en los partidos, algo que nos hizo
mejores a todos los demás… habían entrenes donde la intensidad, esfuerzo y la
adrenalina era mucho mayor que en los partidos… a veces podías cortar la
tensión que había con un cuchillo… realmente competían en los entrenes,
competían ferozmente… y eso en gran parte era a las ganas de mejorar de todos…
pero sobre todo de Sergi que daba ese punto extra (y yo como sabía de sus
piques con Antoni pues me gustaba ponerlos a que se defendieran durante los
“partidos” de entrene... saltaban más que chispas).
El
segundo año infantil nos quedamos a un paso del ascenso a autonómica… una pena.
En
cadete siguió siendo uno de los líderes, seguía anotando con facilidad pero
empezó a destacar más por su defensa… en el segundo año cuando muchos fueron a
probar a Gandia él decidió quedarse en Oliva… al final Andrés volvió y entre
los dos lideraron al equipo todo el año hasta llevarlo a los play-offs de
ascenso… donde volvimos a quedarnos a las puertas.
En
junior comienza a tener problemas en las rodillas, ya los había tenido antes,
algo que había limitado su progresión pero ahora el problema se acentuaba… eso
le hizo perderse entrenes y algún partido, y muchos partidos y entrenes los
hacía con mucho dolor… pero no se resignaba, no se daba por vencido y ahí
seguía, cumpliendo, ofreciendo batalla, entregándose a tope. Llegó a jugar en
el Sr “B”, pero sus problemas físicos y el que no podía venir siempre a
entrenar hizo que se lo dejará demasiado pronto… este año ha vuelto a jugar de
la mano de Rafa Mora en el Senior “A”… él lo tenía claro, quería probar, pero
quería hacerse un hueco en el “A” sabiendo que iba a ser difícil hacerse con un
puesto y que no iba a tener fácil tener minutos… minutos que podría haber
tenido fácilmente en el “B”, pero a él nunca le ha gustado lo fácil, nunca se
ha conformado con menos de lo máximo… él prefería luchar por lo más aunque se
quedará sin nada… hay quien prefiere jugar 30 minutos en el “B” a hacerlo 10 en
el “A”… prefieren la comodidad, el saber que tienen algo seguro… Sergi nunca
fue de esos… Sergi dejaba la seguridad detrás y se embarcaba siempre en el más
allá, podría conseguirlo o no, pero debía de intentarlo… así se ganó la
confianza del entrenador y poco a poco fue encontrando su lugar en el equipo
tras años sin jugar. Un ejemplo para muchos de lo que debe ser un jugador de
equipo: tiene que ser inconformista y ambicioso, pero desde la entrega y la
humildad.
Anécdota:
En un entrene siendo infantiles me enfade con el equipo porque no estaban
dándolo todo en un ejercicio… los envié a correr… cuando pasaron 15 o 20 minutos
les hice parar e íbamos a seguir entrenando… Sergi siguió corriendo hasta final
del entrene de forma voluntaria, no se paró ni para jugar el partido, ni siquiera para beber agua…
Sergí es uno de esos jugadores que son algo más para mi, lo considero un amigo, parte de esa familia que he hecho a lo largo de los años en el baloncesto...
“Nunca hay que olvidar de dónde venimos… que el brillo fugaz no
borre las huellas profundas del pasado… un pasado que es padre del presente y
futuro”
No hay comentarios:
Publicar un comentario