Partido que iba a definir el devenir de la liga. Nos enfrentábamos al segundo clasificado, rival al que ganamos en nuestro campo de 9 puntos en la primera vuelta y que en un partido amistoso en Pego nos paso por encima. Esperabamos un encuentro duro, intenso, de mucha lucha e igualdad... se cumplio todo menos la igualdad. Fuimos superiores en el marcador a pesar de un inicio muy igualado, incluso el equipo local llevo la iniciativa al principio con un 13-7 momentaneo... pero nuestra rotación era más amplia en cuanto a calidad. El Pego dependia mucho de su quinteto fuerte y bajaba prestaciones con los cambios, los de Oliva no variaba mucho el nivel y el poder mantener una linea de intensidad y calidad en la pista dio sus frutos consiguiendo dar la vuelta al marcador y aumentando la diferencia entre ambos minuto a minuto. Lo intentaron los de Pego que no agacharon los brazos en ningún momento, el orgullo no les dejaba darse por vencidos y lucharon hasta el final, pero el Oliva ya había puesto tierra de por medio y no tuvieron opciones de darle la vuelta al partido. ¿Partido? Lamentablemente tuvimos que asistir a una batalla en lugar de un partido de baloncesto. Dos faltas se pitaron en todo el primer periodo lo que era una muestra de la voluntad del árbitro en este partido... un periodo donde si se hubieran pitado 15-16 faltas no hubiera sorprendido a nadie, ningún entrenador se hubiera quejado por ello... pero al parecer el del silbato era el único que no veía lo que veíamos todo el pabellón, incluso un colega de profesión al que se le tuvo que decir que no protestara porque no daba ejemplo al resto de la grada. Y así transcurrio esa batalla, minuto a minuto para desesperación de unos y de otros, de la cual nos vimos beneficiados no porque nos pitara a favor, sino porque supimos mantener la calma viendo que ibamos por delante en el marcador, el rival que iba por detrás empezó a no controlar las pulsaciones, perdieron los nervios y la situación les supero... nos hubiera pasado lo mismo a nosotros de haber ido por detrás en el marcador y ver lo que estaba sucediendo en el campo: empujones, golpes, agarrones, manotazos... y aquí no pasa nada, sigan jugando. Es una pena que dos equipos dediquen más esfuerzos a intentar calmarse, a gestionar emociones, a bajar pulsaciones, a controlar la rabia, a enfriar los animos sin mucho éxito que a jugar a baloncesto... el resultado final dice que ganamos un partido de baloncesto, la realidad es que ambos equipos sobrevivimos a una batalla en la que hubieron pocas bajas para lo visto en el campo de combate.
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