Mal partido por nuestra parte donde no supimos competir de la mejor manera... había jugadas en las que parecía que cada jugadora luchaba contra 9, con las cinco rivales y con las 4 compañeras que le reducían espacios, iban en su trayectoria y llegaban incluso a chocar... un desastre total que tuvo sus consecuencias: ataques colapsados, nada de fluidez, conglomeración de jugadoras en zonas reducidas, imposibilidad de entrar a canasta o hacer cortes con ventaja, pérdidas de balón y contraataques del rival... la fórmula perfecta para perder un partido... Un partido que deberíamos haber disputado y competido de mejor manera por nuestro potencial y calidad pero no supimos plasmarlo en el campo de juego. Hay jugadoras que no son conscientes de su potencial y no lo explotan, juegan con el freno de mano puesto y eso limita al equipo... También hay jugadoras que sobreestiman su calidad y les lleva a un exceso... Las jugadoras deben ser conscientes de sus habilidades para saber explotarlas, así como las habilidades de las compañeras para sacarles mayor rendimiento... pero no lo son, no son conscientes de ello y eso es un grave problema para el crecimiento colectivo... y si son conscientes de ello peor, porque pudiendo no lo aprovechan. La grandeza de un equipo se demuestra en las derrotas y la forma de aprender de ellas, de sobreponerse, de crecer, de coger consciencia de las lecciones que nos dan... Hoy las jugadoras del Denia han mostrado como jugar unas para las demás, y eso les ha hecho ganar con suficiencia, el juego en equipo, el estar coordinadas en los mano a mano, en la circulación de balón, en los cortes, en la ocupación de espacios y amplitud de campo pudiendo generar muchas opciones de tiro y juego de 1x1... Ahí ha radicado su victoria... ¿Y nosotras? ¿Aprenderemos? ¿Llegará el día que juguemos como un equipo inteligente donde todas remen en una misma dirección de forma coordinada incluso en el caos? Ese es el objetivo...
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