El día que Drazen Petrovic se convirtió en un Dios disfrazado de jugador de baloncesto... Fue una final épica la de la Recopa de 1989 que enfrentaba al Real Madrid contra el Snaidero Caserta, un duelo que enfrentó a dos de los mejores anotadores de todos los tiempos, a Drazen Petrovic por parte merengue y al brasileño Oscar Smith por parte del equipo italiano... y ninguno de los dos genios defraudo... Oscar metió 44 puntos, pero es que Petrovic metió 62 puntos con una serie de 12 de 14 en tiros de dos, 8 de 16 en triples y 14 de 16 en tiros libres... Un Petrovic que se tuvo que tirar al equipo a la espalda tras cargarse Rogers de faltas (que hasta ese momento estaba siendo el arma principal del ataque blanco) la lesión de Fernando Martín (que estaba jugando con un dedo roto)... El partido llegó a la prórroga donde Petrovic se hizo dueño del devenir del equipo con un repertorio de jugadas y canastas que llevarían al conjunto blanco a lograr el título y dejar claro que Europa se le quedaba pequeña al genio de Sibenik, un jugador que se había convertido en un Dios en Europa pero que aspiraba a cruzar el océano y codearse con los más grandes... Esta final fue su obra mágica en el Real Madrid, la que le convirtió en leyenda de la casa blanca.
Ramón Trecet comentarista de TVE para el partido preguntaba la misma mañana del choque "Drazen, ¿has visto el Partenón?". La respuesta del yugoslavo fue rápida: "¿El Partenón?, el Partenón es esta tarde en el Palacio"... Y tenía razón, la mejor obra aquel día la hizo él en el pabellón de baloncesto... una obra inigualable, una actuación apoteosica, una recopilación de jugadas y detalles técnicos que se quedaron grabados en la retina de los ojos y en las mentes de todos aquellos que fuimos testigos de una exhibición individual como no se había visto antes en una final y que posiblemente no la volvamos a ver nunca en un partido de semejante envergadura en el viejo continente...
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