El baloncesto es un gran espectáculo: por eso, sencillamente, nos gusta tanto. Al principio quizá cueste entenderlo más que a otros deportes masivos, pero una vez que se conoce lo fundamental, engancha como ninguno. Y al principio también cuesta practicarlo: todos hemos sido niños y sabemos que nuestro primer impulso es darle una patada al balón. Cualquiera puede hacerlo. Sin embargo agacharse a cogerlo con las manos, tener la coordinación y la precisión para manejarlo, apuntar al aro, lanzar y encestar, requieren un estado más avanzado de psicomotricidad. De ahí tal vez el hecho de que no sea un deporte que arraigue entre los más pequeños, junto a la mencionada complejidad de sus reglas. Sin embargo una cosa es segura: conocerlo es quererlo. Sólo hace falta salirse de la senda que mayoritariamente ―aún no entiendo la razón― marcan los medios de comunicación, y acercarse a ver un partido. En mi opinión, ser aficionado al baloncesto en España ya es casi un acto de rebeldía: si admitimos que somos el segundo deporte de equipo de este país, ¿por qué no se habla más de baloncesto en radio, prensa y televisión? Somos muchos, "a pesar" de los medios. Y por eso tenemos que decirlo alto y claro, y reivindicarlo. Para que se enteren: ba-lon-ces-to.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Javier Imbroda: Oda al Baloncesto II
El baloncesto es un gran espectáculo: por eso, sencillamente, nos gusta tanto. Al principio quizá cueste entenderlo más que a otros deportes masivos, pero una vez que se conoce lo fundamental, engancha como ninguno. Y al principio también cuesta practicarlo: todos hemos sido niños y sabemos que nuestro primer impulso es darle una patada al balón. Cualquiera puede hacerlo. Sin embargo agacharse a cogerlo con las manos, tener la coordinación y la precisión para manejarlo, apuntar al aro, lanzar y encestar, requieren un estado más avanzado de psicomotricidad. De ahí tal vez el hecho de que no sea un deporte que arraigue entre los más pequeños, junto a la mencionada complejidad de sus reglas. Sin embargo una cosa es segura: conocerlo es quererlo. Sólo hace falta salirse de la senda que mayoritariamente ―aún no entiendo la razón― marcan los medios de comunicación, y acercarse a ver un partido. En mi opinión, ser aficionado al baloncesto en España ya es casi un acto de rebeldía: si admitimos que somos el segundo deporte de equipo de este país, ¿por qué no se habla más de baloncesto en radio, prensa y televisión? Somos muchos, "a pesar" de los medios. Y por eso tenemos que decirlo alto y claro, y reivindicarlo. Para que se enteren: ba-lon-ces-to.
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