lunes, 1 de septiembre de 2025

Felicidades Rosa Sanchís Mauri

 

Hay cosas que nunca digo… porque creo que no hacen falta, porque me cuesta abrir la boca cuando se trata de sentimientos. Ya me conoces, mejor que nadie: soy cabezota, reservado, a veces demasiado mío. Pero hoy no puedo callarme. Hoy quiero decir lo que tantas veces me guardo: gracias, mamá.
Gracias por darme la vida, sí, pero sobre todo por dar la tuya por nosotros, por mí. Por vivir con un único norte: tu familia. Por sostener con tus manos lo que parecía derrumbarse. Por ser el pilar que todo lo aguanta, por ser refugio, por ser escudo. Por tus noches en vela, por tus días interminables, por tu lucha silenciosa, sin medallas ni aplausos... tampoco lo buscas, aunque los mereces más que nadie. Gracias por esas manos que me enseñaron a caminar y que siempre han estado listas para levantarme cuando he caído. Porque sé que, aunque me estrelle una y mil veces, ahí estarás tú, como siempre has estado desde que abrí los ojos por primera vez. Y de ti aprendí que amar duele, pero que ese dolor es la mayor prueba de que uno está vivo, de que uno lo entrega todo de verdad por los que quiere. 
Tú nunca has sido de palabras. Nunca te han hecho falta porque tus gestos, tus renuncias, tus actos hablan más alto que cualquier discurso. Y eso me marcó para siempre. Yo, que a veces creo no escucharte, en realidad llevo tu voz dentro. Tus consejos, tus preocupaciones, tus silencios… los entiendo más de lo que imaginas, más de lo que demuestro. 
Soy consciente de que muchas veces te he dado quebraderos de cabeza, de que no te lo pongo fácil. Pero la vida gira, da vueltas imprevisibles, y yo sé que pase lo que pase, al final del día siempre estarás ahí, esperándome, como solo una buena madre sabe esperar.
Porque hay madres… hay madrecitas… y luego están las madrazas. Y tú eres eso, mamá: una madraza en toda la extensión de la palabra. La mejor. La única. La que me enseñó a luchar, a amar, a resistir. La que me enseñó que se puede ser fuerte hasta en silencio... sobretodo en silencio, sin testigos, sin luces, sin adornos. 
Por todo, por tanto, por siempre… gracias, eternas gracias.