Nos enfrentábamos al líder de la liga, llegábamos en un buen momento de resultados. Además por fin recuperábamos efectivos tras ir a muchos partidos con el equipo en cuadro. Podíamos volver a realizar nuestra defensa en todo el campo y no estar regulando esfuerzos para poder acabar el partido. El problema es que más jugadoras no significa necesariamente mayor rendimiento colectivo. Teniendo más opciones, recursos, jugadoras fuimos menos intensas, menos duras y la concentración del equipo disto mucho de los últimos partidos. Salimos con exceso de confianza, algunas muy relajadas, muy blandas, muy a verlas venir y ante un rival como el que teníamos enfrente fue un pecado mortal que nos llevaba a una situación crítica. La primera parte fuimos capaces de aguantar a base de tirones e intercambio de parciales llegando al descanso 19-18 para nosotras. Pero tras el descanso el bajón fue brutal. Las rivales mostraron más mordiente, más energía, más hambre de balón... subieron mucho el nivel de intensidad y no fuimos capaces de contrarrestarlo permitiendo que cogieran una buena renta y que controlarán el partido hasta el final del encuentro mientras regalamos un balón tras otro. Un partido que nos debe enseñar a ser más competitivas. Un partido del que debemos aprender muchas cosas.
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