1.- Kareem Abdul-Jabbar/ Lew Alcindor: 6 anillos en 10 finales; 6 MVPs; 2 MVPs de las finales, el último de ellos con 38 años; 19 apariciones en el all-star en 19 años de carrera; Rookie del año; 2 Títulos de máximo anotador y líder de todos los tiempos en puntos anotados. 10 elecciones para el primer quinteto de la NBA y 5 más para el defensivo. Su longevidad en la competición hasta los 42 años, conforme iba reventando marcas absolutas, suavizaba engañosamente sus promedios. Se trataba de un tipo capaz de registrar unos 34,8 ppp y 16,6 rebotes al alcance de muy pocos. En España lo conocimos tarde, algo mayor y con un estilo un tanto “unsexy”, según sus propias palabras. Eclipsado por las maravillas de Magic no iba a lograr aquí que nadie se enamorase su juego, pero con uno de los recursos ofensivos más mortíferos de la historia, el “Sky Hook”, resultó siempre imparable y marcó una línea de talento que nunca antes se había visto en la posición de pívot. La figura más importante en las décadas 70 y 80, la época dorada del baloncesto mundial. Él es la NBA.
2.- Wilt Chamberlain: “The Big Dipper”, la constelación más rutilante del universo. Fue individualmente un monstruo. Una bestia cuyos números pasados 50 años nos siguen pareciendo inhumanos. Un adelantado a su tiempo. Promedios de más de 50 ppp o 27 rebotes, partidos de 100 puntos o 50 rebotes como si nada… Su nombre está escrito a fuego en las tablas de récords de la liga y eso que todavía no se contabilizaban los tapones. Su impacto en la competición fue único en la historia del deporte, tanto que una parte significativa del reglamento tuvo que ser modificada por su causa. Sin embargo, su descomunal superioridad individual no llegó a traducirse en triunfos colectivos. “Únicamente” ganó dos anillos en 14 años y se hartó de perder finales. ¿Cómo es posible? De entrada “sufrió” en sus carnes a los mejores Celtics de la historia, el equipo irrepetible formado y dirigido casi exclusivamente por leyendas… Y cuando se disolvió llegaron los mejores Knicks de la historia. Algunos le reprochan un punto de falta de competitividad y también un cierto grado de dispersión en lo que se traía entre manos, tan multifacético como era él. La batalla que perdió contra la línea de tiros libres fue decisiva. Hasta sus rivales reconocen que ha sido el jugador más castigado por las faltas más flagrantes de la historia. Era tan escandaloso que a punto estuvo de retirarse tras su año de Rookie a causa de la dureza con la que se empleaban contra él y la complacencia de los árbitros. El “Hack al grande” existió antes de Popovich. Historia tan vieja como el baloncesto.
3.- Bill Russell: El Nº 6 de los Celtics es el verdadero Señor de los Anillos. Los 11 títulos en 13 años de carrera que logró para la franquicia del trébol son argumento de peso para ser considerado por muchos como el mejor pívot de la historia. Su perfil, no obstante, se resume en la aparente paradoja de haber ganado 5 MVPs y sin embargo haber sido elegido para el mejor quinteto de la competición en tan sólo 3 ocasiones (y para el defensivo en una). Mientras siempre hubo otros pívots individualmente superiores a él (con unas habilidades más convencionales para la posición) ninguno significó tanto para su equipo, la dinastía más dominante de la historia. Él representa el baloncesto en su sentido más colectivo. Especializado a más no poder en la defensa, era un dios bajo tableros y un competidor imbatible. Sus compañeros se encargaban de la parte ofensiva, para la cual él no estaba tan sobradamente dotado. Y sin embargo jamás nadie puso en duda su liderazgo en un equipo de ensueño. Un hecho único en la historia de cualquier deporte. Ese es su gran mérito.
4.- Hakeem Olajuwon: Llamarle “The Dream” o “El bailarín de claque” es no hacer justicia a la figura del nigeriano. Y es que antes ser el pívot más elegante y plástico de cuantos hayan pisado una cancha, era una bestia parda y un defensor, reboteador e intimidador terrorífico. El jugador perfecto que hacía todo bien. Después vienen sus dos títulos, en el descanso de “su majestad”, casi anecdóticos por como deslumbró al mundo con sus diabluras al poste bajo. Ahí sí cuadra el símil del bailarín. El juego de pies más bello que nunca nadie haya podido imaginar. Su único pero es que sus registros no son tan fastuosos como los de otros, aunque no importa. No sabemos si volveremos a ver a otro como él. Lo único cierto es que le echamos de menos.
5.- Shaquille O’neal: El único de la lista todavía en activo. El siglo XXI es la inmensidad de Shaq en medio de la zona. Grande y fuerte como alguna raza de osos y con la velocidad y coordinación de muchos aleros, el sobrenombre que mejor le define es Twister. Algunos lo consideran como el prototipo del pívot perfecto, devastador cerca del aro. Su expresión bobalicona y su estilo tosco centralizado en la potencia ocultan un jugador inteligente, gran conocedor del juego y un excelente pasador desde el vértice del triángulo ofensivo. Ha ganado todo lo que él ha querido, algo menos de lo que parecía iba a ser capaz. Cierta indolencia defensiva y falta de ambición deportiva le han privado del podio, aunque también habría que decir que el mundo estaba mejor preparado para detenerle que hace años. Todos caeremos en su grandeza cuando ya no esté.
6.- Moses Malone: Otro de los grandes iconos de la liga, durante los 70, 80… e incluso 90. 21 años de carrera entre la ABA y la NBA se dicen pronto y nadie le regaló nunca nada. Tenacidad y trabajo son las palabras que mejor definen a este mito, a priori excesivamente bajo como para hacerse un hueco en esta lista de divinidades. 3 MVPs le avalan, y un anillo forjado a base de pegarse con todos bajo los tableros. El mejor reboteador de la historia después de Chamberlain y Russell forzaba faltas como nadie. Tampoco era manco mirando el aro, superando los 20 en la gran mayoría de los mil y muchos partidos que disputó.
7.- George Mikan: Ubicar a Mikan desde un prisma actual resulta complicado. No debe de quedar mucha gente que recuerde cómo jugaba. Su virtud fue tener una altura increíble para la época y saber moverla. Sólo decir que antes de que él llegara no habían siquiera imaginado la necesidad de una regla de tapón ilegal porque era imposible que nadie interceptara un lanzamiento descendente por encima del aro. Así, su mera presencia contribuyó decisivamente a definir las bases del juego 10 o 15 años antes de tiempo. Lo hizo de manera feroz, con 5 títulos en tan solo 6 años de carrera deportiva, en una liga que por aquel entonces era poco menos que amateur. Después se dedicó a la abogacía. El mejor jugador de baloncesto del mundo de la primera mitad de siglo. Un pionero. Llama la atención que tras todo lo que ha llovido todavía hayan tantos valiéndose exclusivamente del físico para triunfar en esto.
8.- David Robinson: La exquisita educación y mentalidad del “Almirante”hacen de él uno de los jugadores más respetados de la historia. Su personalidad seria y austera, profesional al mejor estilo Popovich, queda incluso por encima de su extraordinario currículum. Muchos creen que sale perdiendo en la comparativa frente a sus contemporáneos, eso antes de revisar sus logros. Rookie del año, MVP, Mejor defensor, máximo anotador, 2 anillos, oros olímpicos, miembro del verdadero Dream Team… Sin necesidad nunca, por increíble que nos parezca, de dar palmas en la cara de un rival o de vacilarle tras pegar un tapón o un mate en su cara. Casi un 2,20 de pura fibra, coordinación y agilidad, con un lanzamiento de media distancia definitivo. Y con todo lo que bueno que era lo que resalta es su personalidad. Eso es lo más alucinante. Un modelo a seguir el del caballero de los Spurs.
9.- Patrick Ewing: No logró nunca ganar un anillo. La maldición empieza con Jordan y termina en “el canto de un duro”, pero nadie que le viera jugar podría olvidarse de él en una lista de los mejores pívots de la historia. El jamaicano de Georgetown siempre fue un pura sangre. La liga se vio obligada a cambiar las reglas del sorteo del draft, pues se encontró con que 30 equipos se pusieron a “adulterar” las posiciones mientras esperaban a que Ewing cerrara su etapa universitaria. Grande, fuerte, completísimo en ataque y en defensa. Elemento indispensable del Dream Team. Su duelo contra Olajuwon en las finales del 94 fue antológico. No fue él quien falló ante ese reto. Ahora enseña a otros ilustres a cómo ser un campeón por si alguien duda si lo fue.
10.- Robert Parish: El mítico 00 de los Celtics. El tipo con más partidos disputados en la historia de la liga. Debutó en el 76 y se retiró en el 97 con 43 años. No busquéis nada en sus números, no son nada del otro jueves pues es el ejemplo más claro de que el box-score no siempre indica lo que sucede en la cancha. No era el lucimiento personal lo que le motivaba. “El Jefe”, por un ingenioso símil con el personaje indio de “Alguien voló sobre el nido del cuco”, no daba a nadie ni los buenos días. Su cara de mala leche solo era un mal presagio de lo que se avecinaba y es que Jabbar todavía sufre pesadillas cuando piensa en su némesis. El eje de uno de los froncourts más temidos de toda la historia. De jefe de Bird a jefe de Jordan. 4 anillos, ningún MVP. Ni falta que le hacía. Tampoco le hubieran hecho sonreir.
Como véis la competitividad en la posición de pívot es alucinante. Es la posición sobre la que las franquicias históricamente han centrado sus proyectos. Los jugadores más dominantes del baloncesto. Nos hemos visto obligados a dejar verdaderos mitos fuera del top10. Nombres como Willis Reed, West Unseld, Bill Walton, Dave Cowens, Nate Thurmond, Dolph Schayes, Brad Daugherty, Bob Lanier, Alonzo Mourning, Arvydas Sabonis o Dikembe Mutombo, darían para otro artículo bien completo que probablemente habrá que hacer en un futuro próximo. Os toca a vosotros discernir si deberían haber estado mejor considerados.