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viernes, 15 de noviembre de 2013

Elgin Baylor: Un mito sin anillo

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Es una de las más grandes leyendas de Los Angeles Lakers, y también uno de los mejores jugadores de la historia que no ha ganado un anillo. Adelantado a su época, hizo gala de una variedad de tiros insólita en su día, y sólo los Boston Celtics, que se cruzaron una y otra vez en su camino, le impidieron ser aún más grande. Tras retirarse se convirtió en ejecutivo del otro equipo de L.A., cargo que abandonó recientemente. Con todos ustedes… Elgin Baylor.
Elgin Baylor nació en 1934 en Washington D.C. Hasta los 14 años no empezó a jugar al baloncesto, pero aprendió rápido y ya destacó en sus años de instituto. Sin embargo, tuvo problemas con los estudios, y no pudo acceder a la universidad hasta que un amigo suyo le consiguió una beca en Idaho, donde se esperaba que jugara a baloncesto y a fútbol (americano, claro). Pero tras una temporada allí en la que promedió más de 31 puntos por partido, la universidad despidió al entrenador del equipo de baloncesto y restringió las becas, lo que obligó a Baylor a buscar nuevos pastos. De hecho, tuvo que esperar un año entero, jugando a baloncesto con un equipo amateur, hasta conseguir entrar en otra universidad, en este caso la de Seattle.
En Seattle, Baylor llevó el mismo número 22 que luego llevaria en los Lakers
Baylor luciría el nº 22 tanto en Seattle como en los Lakers
Pero los Chieftains (hoy en día Redhawks) disfrutarían de lo lindo con la llegada de Baylor. Tanto, que en 1958 llegaron hasta la final de la NCAA, donde perdieron ante Kentucky. Concluida esa temporada, Baylor daría el salto al baloncesto profesional y ficharía por los Minneapolis Lakers, donde empezaría su leyenda. Atrás dejaba tres años como universitario en los que había promediado la nada despreciable cantidad de 31,3 puntos por partido y ya había destacado por sus tiros en suspensión, que más tarde se convertirían en su marca registrada.
Cuando los Lakers eligieron a Baylor con el número uno del draft del 58, le insistieron en que se saltara su último año de universidad y pasara de inmediato al baloncesto profesional. No era de extrañar, ya que el equipo, por entonces aún en Minneapolis, no pasaba por sus mejores momentos. Los días de gloria de George Mikan ya habían quedado en el pasado, y la asistencia de público a su cancha no era precisamente para tirar cohetes. Por si eso fuera poco, el equipo había terminado con un discreto registro de 19-53 el año anterior… Era necesario revitalizar a los Lakers, y los directivos sabían que Baylor era la pieza que necesitaban. Por eso echaron el resto (o más concretamente, un contratazo de 20.000 dólares al año, desorbitado para la época) para acabar de convencer a Elgin.

Elgin Baylor en su año de rookie
Elgin Baylor con la camiseta de los Lakers
Baylor aceptó la oferta de los Lakers, y ya en su año de rookie empezó a marcar diferencias. Quedó cuarto en anotación en la liga, con 24,9 puntos por partido (lejos del máximo anotador ese año, Bob Pettit, que superó los 29 por encuentro), 15 rebotes (sólo superado de nuevo por Pettit y por un tal Bill Russell, que ese año decidió coger 23 rechaces por encuentro) y 4,1 asistencias por partido. Con esos números, claro, se llevó de calle el premio al Rookie del Año, y llevó a los Lakers a un mucho más respetable registro de 33-39. Lo que es más importante, plantó al equipo en la final de la NBA, donde Baylor se enfrentaría por primera vez el equipo que sería su némesis, su auténtica bestia negra: los Boston Celtics. Ese año, los Celtics vapulearían a los Lakers, ganando la final 4-0. A lo largo de su carrera, Baylor llevaría a los Lakers hasta la final de la NBA nada menos que ocho veces… y perdió en todas y cada una de ellas. Seis de esas finales las perdieron contra los Celtics. Nadie tiene un récord tan negro en la historia de la NBA.
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Pero el gafe de Baylor en las finales de la NBA no le quita calidad como jugador: de hecho, es uno de los mejores aleros de la historia de la liga. En los siguientes tres años (con la franquicia ya en Los Ángeles), su promedio de anotación fue subiendo, hasta alcanzar su punto culminante en la 61-62, cuando promedió 38,3 puntos. Ese promedio sólo ha sido superado por un jugador en toda la historia: Wilt Chamberlain, quien precisamente ese año alcanzó los 50,4 puntos de media. Repito, 50,4. Así que Baylor ni siquiera tuvo el consuelo de ganar un trofeo de máximo anotador. Por cierto que esos 38,3 puntos de media los alcanzó jugando sólo los fines de semana con los Lakers, para un total de 48 encuentros. Los días entre semana los pasaba en Fort Lewis, en Washington, pues era reservista y su país requirió de sus servicios. Probablemente esa fue una de las temporadas más amargas para Elgin: no sólo se quedó sin un título de máximo anotador pese a rozar los 40 puntos por partido, sino que los Lakers perdieron la final contra los Celtics en la prórroga del séptimo partido, por 110-107, después de que Frank Selvy fallara un tiro a tres metros del aro en el último suspiro del tiempo regular que podría haber truncado la dinastía de los Celtics. Pero no lo hizo… y los Celtics siguieron ganando durante muchos años. Por cierto, que los 61 puntos que metería Baylor en el quinto partido de esa serie aún no han sido superados por nadie en una final.

la imagen de los sesenta
Gaylor, Lakers y Celtics: la imagen de los sesenta
En la temporada 62-63 Baylor también se convirtió en el primer hombre que quedaba entre los cinco mejores de la liga en cuatro categorías diferentes: puntos, rebotes, asistencias y porcentaje de tiros libres.  En esos años también demostró su poderío bajo los aros, sin bajar nunca de los 12 rechaces por noche (aunque en la temporada anterior había promediado casi 20, por cierto), pese a su 1,95 de estatura. Pero nada de eso le sirvió para ganar un anillo. Pese a su buen rendimiento en la temporada 62-63, libre ya de compromisos militares, los Lakers volvieron a caer ante los Celtics en las finales. A partir del año siguiente, Baylor empezó a tener problemas físicos. Su rodilla empezó a fastidiarle, y durante los playoffs del año siguiente sufrió una grave lesión de la que nunca se recuperaría del todo. Sus promedios de anotación se resentirían mucho, y aunque aún coquetearía con los 25 puntos por noche en los siguientes tres años, no alcanzaría las cifras desorbitadas de temporadas anteriores.
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Baylor, portada de Sports Illustrated en 1966
Pero no por eso dejó de ser un jugador decisivo. Ya con Jerry West en el equipo, Baylor siguió visitando las finales y perdiendo una y otra vez, casi siempre ante los Celtics, fuera cual fuera el elenco que le rodeaba: West, Gail Goodrich, Wilt Chamberlain… Tras perder la final del 70 contra los Knicks de Willis Reed, y aquejado cada vez por más lesiones que le hicieron pasarse en blanco buena parte de sus dos últimas temporadas, Baylor se retiraría tras jugar sólo nueve partidos de la temporada 71-72. “No quiero prolognar mi carrera cuando no puedo mantener el nivel que he mantenido hasta ahora”, dijo entonces. Pero el destino aún le tenía reservadas dos bromas finales. El primer partido de los Lakers sin Baylor fue precisamente el primero de la mayor racha de victorias consecutivas de la NBA, con 33. Como guinda del pastel, los Lakers acabarían ganando el anillo esa misma temporada… ¡qué cruel es la vida para algunos!
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A lo largo de sus 14 años de carrera, siempre en las filas de los Lakers (quienes obviamente retiraron su camiseta con el número 22), Elgin Baylor jugó 11 partidos All-Star y fue elegido 10 veces en el quinteto ideal de la liga. En 1977 fue incluido en el Hall of Fame, y en 1997, como no podía ser de otra forma, fue incluido en la lista de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA. Pese a que en sus últimos años sus números menguaron bastante, sus totales no son nada despreciables: 27,4 puntos (el cuarto mejor de todos los tiempos), 13,5 rebotes y 4,3 asistencias en 846 partidos. Entre otras cifras relevantes, metió 40 puntos en 87 ocasiones, cantidad sólo superada por gente de la talla de Wilt Chamberlain, Michael Jordan o Kobe Bryant. Se especializó en un tiro a tablero en carrera que era prácticamente imposible de taponar. Acostumbraba a jugar de espaldas a su defensor, escondiendo la bola y driblando con una y otra finta mientras se iba acercando poco a poco al aro. De él dijo su compañero de equipo Jerry West en 1992: “Fue uno de los tiradores más espectaculares que he visto jamás. Cuando oigo hablar a la gente de los aleros que hay ahora, pienso que no he visto a muchos que se puedan comparar con él”. Tommy Hawkins, quien fuera compañero y oponente de Baylor, fue más contundente: “Kilo por kilo, nadie fue tan grande como Elgin Baylor. Está claro que no saltaba tanto como Michael Jordan, pero tenía la mayor variedad de tiros que he visto jamás. Era capaz de saltar y tirar desde cualquier ángulo. Podía darle efecto. Tenía una enorme fuerza. Podía postear ante Bill Russell. Podía pasar como Magic Johnson y driblar como los mejores bases de la liga”. Tal vez sean declaraciones excesivas, pero sin duda fue un gran, gran jugador que, como tantos otros, nació demasiado pronto.
Baylor, 22 años en los Clippers
Baylor, 22 años en los Clippers
Tras su retirada como jugador, Baylor ficharía en 1974 como entrenador asistente (y más tarde primer entrenador) de los New Orleans Jazz. Allí entrenó, por cierto, a Pete Maravich, y se dice que en una ocasión, con 40 años de edad, Baylor jugó un uno contra uno contra el mejor defensor de los Jazz, Aaron James.  Baylor le ganó 10-0 y James ni siquiera llegó a rascar el balón. Por desgracia, su trayectoria como entrenador no fue comparable a la que tuvo como jugador, y dejó los banquillos en la temporada 78-79 con un discreto registro de 86 victorias y 135 derrotas. Tendrían que pasar siete años para que encontrara, en 1986, el que sería su trabajo ideal, como vicepresidente de operaciones de Los Angeles Clippers. Ocupó ese cargo durante la friolera de 22 años, hasta que hace poco más de un mes fue sustituido en el cargo por Mike Dunleavy. Aunque los Clippers no han hecho nada interesante en esos 22 años, en 2006 recibió el premio al Ejecutivo del Año, después de que el equipo ganara 47 partidos y cayera en semifinales de conferencia en siete partidos ante los Phoenix Suns. Ese fue, junto el premio a Rookie del Año en el 59 y el MVP del Partido de las Estrellas de ese mismo año (ganado ex aequo con Bob Pettit), el único galardón que ganó Baylor en su vida. Y por cierto, decía la rumorología que hasta hace siete u ocho años, Baylor seguía jugando (y ganando) unos contra unos con los jugadores de los Clippers. A sus sesenta y tantos años. Sea verdad o no, la anécdota es fantástica…
Se habla mucho de leyendas recientes de la NBA que se retiraron sin ganar un anillo, pero Baylor se lo mereció probablemente más que todos ellos. Tuvo la desgracia de coincidir en el tiempo con los mejores años de los Boston Celtics primero, y de Wilt Chamberlain después. También tuvo la desgracia de jugar en una época en la que el baloncesto era mucho menos multitudinario, y muchas de sus espectaculares acciones nunca quedaron capturadas en vídeo. De hecho, hay quien le compara con nombres como Michael Jordan o Julius Erving sin sonrojarse.

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