De nuevo campeón del mundo el Real Madrid, un nuevo título para dar lustre a la sala de trofeos... Un título que engrandece la historia del club un poco más si cabe... Da igual que sea una competición cuyo nivel es más bien bajo, donde hay rivales que difícilmente se mantendrían en la segunda división española... Pero hay que jugarlo y ganarlo... Que se lo digan al River Plate que se vio sorprendido en la semifinal... y es que a un partido puede pasar siempre cualquier cosa. Un título siempre se debe celebrar, pero no debe esconder las vergüenzas y carencias del equipo... La final ha sido como un partido entre casados y viudos (los solteros aún corren más que lo que se ha corrido en esta final), un juego pesado, plomizo, mucho toque y poco ritmo, mucha posesión y muy poco peligro, donde habían ocasiones de gol pero más por fallos del rival que por juego propio.
El equipo está muy lejos de estar en condiciones de competir por liga y Champions si no hay un cambio sustancial... Mayor actitud, mayor ritmo, mayor intensidad... calidad les sobra, saber jugar finales también, dominan los diferentes registros... Pero nos falta mordiente, ese hambre que solo se ve en el incombustible Carvajal que siempre lo da todo y en un Marcos Llorente al que se le nota que tiene ganas de triunfar, que lo tiene todo por conquistar aún... A otros se les ve más saciados después de tantos títulos, premios y galardones individuales...
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