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domingo, 16 de febrero de 2014

Oscar Schmidt, la leyenda de la "Mano Santa" del Basket Mundial

Brasil es un país plenamente identificado con el fútbol. En su enorme territorio, los chicos patean una pelota y la mueven con gracia y agilidad, características que han hecho que los futbolistas brasileños estén repartidos por las mejores ligas del mundo y que el balompié sea el deporte nacional en el gigante sudamericano. Pero Brasil no es sólo fútbol. Si bien la mayoría de los pequeños cariocas o paulistas llegan al mundo con una balón atado a los pies, también existen casos en los que nacen con la pelota atada a otras extremidades.
El 16 de febrero de 1958, en la ciudad de Natal – ubicada al norte de Brasil– se dio uno de esos casos: un chico llegó al mundo con la pelota entre las manos. Con los años se convertiría en uno de los mejores jugadores de baloncesto de toda la historia, pero que –quizá por no haber nacido en los Estados Unidos– no tuvo el reconocimiento que se mereció. Su nombre es Oscar Becerra Schmidt, apodado la 'Mano Santa', y fue el mejor anotador que jamás pisó una cancha de baloncesto.
A Oscar era imposible pararle. Ofensivamente fue un jugador sin parangón, con una muñeca privilegiada a pesar de su altura (2,05). Las defensas contrarias hacían un gran trabajo si conseguían dejarle 'sólo' en 20 puntos, aunque lo habitual era que el brasileño acabase endosando 30 o 40 puntos por partido.
Empezó jugando en su país, en clubes como el Unidade Vizinhança, el Palmeiras y el Sirio, equipo este en el que cosecharía sus primeros éxitos hasta que Bogdan Tanjevic, técnico del Snaidero Caserta, quedó prendado de él y se lo llevó a Italia en 1982. Allí daría al club de la Campania los mejores años de su historia, llevándole a conquistar un título de Copa y a disputar la mítica final de la Recopa de 1989 ante el Real Madrid de Drazen Petrovic. Este partido, disputado en Atenas, es para muchos la mejor final europea de la historia. Un duelo anotador brutal en un verdadero homenaje al baloncesto de ataque, presidido además por una emoción que no se resolvió de manera definitiva hasta el último suspiro. Petrovic anotó 62 puntos por 44 de Oscar. El resultado final, 117-113 para los blancos.
Tras ocho años espectaculares en Caserta, fichó por el Pavia donde continuó con sus recitales ofensivos hasta que por fin llegó a España en 1993, concretamente al Forum de Valladolid. El club pucelano y su entonces presidente, Luis Ángel Hermoso, quería revivir aires de grandeza pasados y buscó la contratación de un jugador de primer nivel. Un gran abanico de nombres sonaron aquellos días en los medios; jugadores como Anicet LavodramaMike Jones y, sobre todo, Audie Norris. Sin embargo, fue la leyenda brasileña la que aterrizó en Valladolid a sus 35 años.
Tras dos temporadas en España, Oscar abandonó la liga ACB después de 71 partidos haciendo unos números espectaculares y difícilmente superables: 2009 puntos (28,30 de media), 289 rebotes (4,07 de media) y 98 asistencias (1,38 de media). Tras Valladolid regresó a su tierra natal donde, pese a la edad, aún compitió durante ocho años más. Ocho temporadas en las que no bajó nunca de 30 puntos de promedio, convirtiéndose en 2001 en el máximo anotador de la historia del baloncesto, superando la marca de 46.727 puntos de Kareem Abdul Jabbar.
Aunque donde Oscar alcanzó fama mundial fue con sus actuaciones con la selección brasileña. Disputó cinco Juegos Olímpicos durante los 20 años que defendió los colores de la 'verdeamarelha' a la que instaló en la elite mundial entre las décadas de los 80 y los 90, con destacadas participaciones en campeonatos del mundo y en las citadas competiciones olímpicas. Su gran Mundial de 1986, en el que acabó con las aspiraciones de podio de la anfitriona España alzándose con un meritorio cuarto puesto, pero sobre todo su espectacular partido en la final de los Juegos Panamericanos de 1987, donde Estados Unidos empezó a comprobar que no bastaba con enviar a los universitarios para llevarse de calle los campeonatos internacionales, forjaron el prestigio de Oscar e hicieron que todo un país girara la cabeza hacia otra cosa que no fuese el fútbol.
Quienes le conocieron bien afirmaban que su otra gran pasión, además del baloncesto, era su familia, con lo que difícilmente se le podía ver en otro sitio que no fuese una cancha de baloncesto o su propia casa. "El baloncesto es un vicio para mi, una droga, lo necesito”, afirmaba. Eran famosas sus sesiones de tiro interminables ya que no abandonaba ningún entrenamiento hasta que no anotaba veinte triples consecutivos. Hay rumores hablan que en un entrenamiento logró meter 149 triples de 160 intentos y existen testigos que aseguran haberle visto anotar 57 triples consecutivos en el calentamiento previo a un partido en Vitoria.
Como toda estrella tenía sus supersticiones. Nunca se cambiaba las zapatillas tras una victoria, solo lo hacía tras una derrota. Rezaba antes de los partidos y no concedía entrevistas porque creía que le robaban la energía. Obsesionado de la Coca Cola, no se perdía una carrera de su ídolo Ayrton Senna y coleccionaba los vídeos de todos sus partidos.
El momento de su retirada llegó en 2003, a los 45 años y cuando tan sólo se encontraba a 300 de los 50.000 puntos anotados. "Ustedes verán muchos jugadores mejores que yo, pero no verán nunca a nadie que haya entrenado tanto y que haya tenido tanta obstinación para hacer un buen partido como yo", con estas palabras se despidió ante los medios.
Recientemente fue operado de un tumor cerebral y el pasado 8 de septiembre ingresó en el 'Hall of fame' de Springfield sin haber jugado nunca en la NBA, reconociendose así su trayectoria com máximo anotador de la historia y de los Juegos Olímpicos.



2 comentarios:

  1. Grande , entre los Grandes Oscar Schmidt.
    Tu, Karen ABdul, y Larry Bird., los más grandes

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