Dave Cowens nace en el seno de un familia católica en 1948 en Kentucky. Coquetea con otros deportes como natación en su etapa High School pero finalmente se decanta por el baloncesto jugando en el Newport Catholic High School. Finaliza su etapa de highschool con unos números interesantes pero discretos para lo que luego acaban siendo superestrellas de la NBA, 13 puntos y 20 rebotes. Esa capacidad reboteadora llama la atención al entrenador de la universidad de Florida State que le convence para cursar estudios allí.
Durante su estancia en Florida el equipo mejora año a año en victorias y Cowens mejora también en su promedio anotador, aumentando hasta los 19 ppp y demostrando que es capaz de correr la cancha. En su último año termina como uno de los máximos reboteadores del país, llamando la atención de Red Auerbach y Bill Russell. Los Celtics estaban sufriendo la retirada de Russell y pese a tener al gran John Havlicek no habían conseguido entrar en playoffs. Así que piensan en Cowens como sustituto de Russell.
Cowens es elegido por los Celtics en el número 4 del draft de 1970, por detrás de Bob Lanier, Rudy Tomjanovich y Pete Maravich. La decisión fue muy controvertida ya que nadie en Boston creía que un chico que no había sido una estrella de primer nivel en la universidad, que no tenía altura suficiente para jugar de pivot (apenas 2,05 m) y que tampoco tenía unas condiciones atléticas que le hicieran especial para taponar podría suplir con garantías al gran Bill Russell. Sin embargo el propio Russell confió ciegamente en el buen ojo de Auerbach. Según Red Auerbach, lo que más les gustaba de aquel zurdo pelirrojo era su dedicación y su ética de trabajo.
La llegada de Cowens al equipo cambia los Celtics. Cowens es elegido Rookie del año, promediando 17.0 puntos y 15.4 rebotes. La alta intensidad de Cowens le llevaba a cometer un montón de faltas personales, tantas que lideró la liga en faltas y que ha sido uno de los jugadores de nivel allstar que más veces ha sido eliminado por faltas. Tenía lo que los americanos llaman 'problemas de faltas'. Con una intensidad tan alta se ganó rápidamente al público del Garden.
En una liga en que los pivots rivales era gente como Wilt Chamberlain, Bob Lanier o Kareem Abdul Jabbar un blanquito de 2,05 se empezó a hacer famoso porque llegaba a todos los palmeos, era capaz de bloquear tiros imposibles, se tiraba encima del público para salvar un balón, no paraba de bloquear a sus compañeros, corría la pista arriba y abajo...
En su segunda temporada promedió 18.8 puntos, 15.2 rebotes y 3 asistencias llevando a los Celtics a finales de conferencia donde perdieron contra los Knicks. En la temporada siguiente es elegido MVP mejorando sus números hasta los 20.5 ppp, 16.2 rpp y 4.2 app. Vuelven a ser eliminados por los Knicks en finales de conferencia, esos Knicks ganarían el título a los Lakers aquel año. Pero la temporada de aquellos Celtics había sido impresionante, con un 68-14 en temporada regular que volvía a poner a Boston en el lugar donde estaba cuando se fue Bill Russell.
El año siguiente se encuentran con los Milwaukee Bucks de Kareem en la final de la NBA. Jabbar demostró su clase toda la serie, Havlicek respondía en los Celtics y se llegó al séptimo partido donde emergió Cowens siendo imparable para Jabbar con 28 puntos y 14 rebotes. El título iba para Boston. En la temporada siguiente los Celtics son eliminados en final de conferencia por los Bullets, que perderían las finales contra los Warriors de Rick Barry. La palabra 'dinastía' empezaba a escribirse en los diarios de Boston, donde veían que cuatro finales de conferencia consecutivas y un título eran el preludio de que lo mejor estaba por llegar y así fue. En la temporada 75-76 los Celtics derrotan en unas finales épicas a los Phoenix Suns con un Havlicek estelar y un Cowens sacrificado que conseguían darle el título a Boston.
Ese fue el segundo y último título de Cowens, que permanecería en los Celtics hasta la temporada rookie de Larry Bird. Curiosamente el substituto de Cowens, Robert Parish, sufrió de las mismas críticas que sufrió el propio Cowens: la gente de Boston no creían que la garra, la versatilidad y el espíritu de Cowens pudiera ser suplido por alguien como Parish.
Cowens era un jugador increible. Dominaba la ofensiva de su equipo con su mera presencia, jugando tanto al poste alto como en el poste bajo con una suficiencia pasmosa. Tenía una mano de media y larga distancia absolutamente prodigiosa, capaz de anotar con soltura desde la bombilla. En el poste bajo aunaba fuerza con técnica y podía resolver o distribuir para luego cargar el rebote ofensivo. Fue el mejor defensor en la época de los grandes pivots: Chamberlain, Jabbar, Walton, Bob Lanier, Nate Thurmond, Willis Reed, ... Él los paró a todos. El éxito de Cowens era el éxito del equipo, del jugador de clase media que es capaz de trabajar de forma incansable por el equipo hasta conseguir el status de leyenda.
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