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domingo, 10 de noviembre de 2013

CRECER CON MI EQUIPO


Mi equipo crece…yo sigo con él, ¡estoy obligado a crecer!
Cuando a un entrenador que ha dirigido un equipo se le propone seguir con el mismo, lo primero que debe plantearse es si todavía está capacitado para afrontar ese reto, si su discurso no se ha acabado, si sigue teniendo ascendencia sobre los miembros del equipo. Si no es así, hay que saber retirarse a tiempo. También puede ocurrir que un entrenador se sienta que hoy no está capacitado para seguir, pero con un trabajo y formación extra en el futuro tal vez se sea capaz de ponerse a la altura demandada por el equipo.
Cuando tus jugadores ya te conocen es obligado aceptar el reto de sorprenderles. No podemos ser previsibles, los jugadores deben tener la percepción de que todavía se les tiene mucho que enseñar. No pueden llegar a entrenar esperando que les ocurra lo que les va a ocurrir. Aquí juega un papel clave el haber sido capaz de elaborar desde el principio una planificación que guíe el futuro pero que no condicione. Hay etapas para el aprendizaje, puesto que todo no se puede aprender en cualquier momento. Dependerá lo que queramos enseñar de la edad, la evolución psicológica y física y la experiencia y nivel de aprendizaje previo. Todo junto forma una mezcla que condicionará los aspectos a entrenar.
En ocasiones, seguir con tu equipo implica pasar de minibasket a canasta grande, pasar de usar un tipo de balón a otro mayor, cambiar de normas de juego…todos estos son momentos sensibles para los jugadores y para el propio entrenador, que se puede enfrentar a aspectos que nunca a vivido o que tiene olvidados. Se necesita adaptación, conocer bien las normas, analizar la influencia en su equipo y en su forma de entrenar y dirigir que las nuevas exigencias tendrán. Puede incluso aparecer miedo, miedo a no estar preparado, a no saber como responderán los jugadores…miedo al cambio, al fracaso, a lo no esperado, en definitiva. El miedo puede ser bloqueador o puede ser movilizador. Hay que tratar de enfrentarse a él y aprender del y con el error.
Cuando tienes dudas sobre si estás o no preparado, te puedes tomar la nueva experiencia a vivir como un reto. Un reto que implicará exigencia por aprender y por crecer, crecer junto a esos jugadores que son los mismos de otras temporadas, pero que necesitan cosas distintas que antes y demandan crecer contigo.
Muy a cuidar son determinados aspectos de técnica individual adquiridos en el pasado que se pueden ver perjudicados por el cambio en las reglas de juego. Estoy pensando en aspectos como la mecánica de tiro cuando un jugador pasa de canasta pequeña a grande o de usar un balón nº5 a usar un nº6 o nº7. Lo aprendido puede quedar en entredicho. Jugadores que en minibasket han sido capaces de interiorizar una mecánica de tiro muy depurada, con los cambios y la mayor exigencia de fuerza, pueden perder la pureza en esa mecánica, con las consiguientes dudas y posibles frustraciones. El trabajo psicológicos y de adaptación se hará necesario. O a lo mejor lo que se ha tenido que hacer es, previamente, en temporadas anteriores, cuando el jugador todavía participa en minibasket, adaptar el trabajo siendo largoplacista y valorando la incidencia que los cambios de reglas y la evolución de los jugadores demandarán en el futuro. Esto implica, siguiendo el ejemplo, en minibasket no buscar jugadores que sean capaz de hacer mecánicas de tiro completas, sino trabajar otros aspectos que serán positivos para la evolución futura, como la puntería, la coordinación de movimientos, la destreza y precisión en los movimientos muñeca – dedos…En definitiva, el “ser capaz de mirar más allá cuando todavía estoy acá”. Y todo esto con independencia de si pienso que voy a ser el entrenador de ese equipo en el futuro o no.
Porque en lo que debo pensar siempre es en la evolución de los jugadores, con independencia de quién acompañe dicha evolución.
Por Juan José Hernández Liras.
Entrenador Superior Baloncesto
Director técnico Baloncesto. Colegio San Agustín. Madrid.

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