Uno de los recuerdos más imborrables de los juegos olímpicos fue la final de los 100 metros de atletismo en las Olimpiadas de Seul 88. El enfrentamiento entre el canadiense Ben Johnson y el americano Carl Lewis era el plato fuerte de estos juegos. Muchos vimos esa carrera donde Ben Jhonson le sacó una distancia sideral a sus oponentes. Nunca se olvidará la cara de sobrado de Jhonson siendo felicitado por Carl Lewis al terminar la carrera... me rió yo de la cara de Usaint Bolt...
Ben Jhonson se hizo famoso en el mundo del atletismo cuando en el campeonato del mundo de 1987 celebrado en Roma, Johnson derrotó a Lewis batiendo además el récord del mundo con un registro estratosférico, 9,83 segundos.
En 1988 en los juegos de Seul, Johnson y Lewis volverían a enfrentarse en una gran final. De nuevo, Johnson ganó a Lewis, y lo hizo obteniendo el récord mundial de 9,79 segundos. El mundo quedó maravillado, se rompían barreras que no eran de este mundo (no al menos en esa década los 80, una marca del futuro) con la nueva marca histórica. Johnson era un héroe. Pero pocos días después de un análisis de orina demostró que Johnson había consumido esteroides lo que le valió la descalificación por dopaje. El escándalo fue tan grande o más que lo había sido su victoria.
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