Anthony Robles
Judy Robles se dio cuenta de que su hijo estaba hecho de otra pasta cuando, con solo tres años, le vio quitarse la prótesis de su pierna derecha y correr por la casa a la pata coja.
Cuando Anthony llegó al mundo, lo primero que asomó fue su cabeza, después un brazo, el otro, una pierna... y nada más, porque Anthony Robles vino a este mundo con una sola pierna. Pero eso no le hacía diferente a los ojos de sus padres. Le faltaba una pierna ¿y qué? Una simple prótesis sería suficiente. Pero al pequeño no le gustaba la idea de tener que ponerse y quitarse la prótesis todos y cada uno de los días, así que simplemente se la quitó.
Nunca fue un chico que aceptase un no por respuesta. Su padre, Ron Robles, tenía un pequeño gimnasio en el garaje, y Anthony quería hacer pesas como él. Ron le dijo que no, que era demasiado joven -no tenía que ver con la pierna, sino con la edad-. Un día, mientras descansaba entre series, oyó a alguien respirar fuertemente a su lado. Era Anthony, en el suelo, haciendo flexiones. Unos años más tarde, en sexto curso, Anthony batió el récord de flexiones de su colegio.
En cualquier caso ¿qué es lo que podemos llamar "un chico normal"? ¿Lo era Anthony? Jugaba al fútbol americano en su instituto como los demás chicos, y hacía todo lo que hacían los demás... pero no, no era un "chico normal". Era un chico extraordinariamente dotado para la lucha. Y así lo demostró desde la primera vez que saltó a un tapiz en su instituto, demostrando un talento innato para nuestro deporte. Todas las teóricas debilidades derivadas de su condición, se convirtieron en fortalezas sobre el tapiz. Su tren superior era enorme para su tamaño, al igual que su fuerza y sus agarres.
Todo lo que le quedaba por hacer a Anthony era desarrollar un estilo individual que funcionase lo mejor posible. Descartando lo convencional, su entrenador en el instituto, Bobby Williams, estudió al muchacho durante semanas antes de encontrar una idea: Su chico pelearía más bajo que nadie.
Robles empezó a luchar desde su rodilla izquierda, con el pie atrasado y colocado para impulsarse sobre él. Quizá no podría correr largas distancias, pero en los límites del tapiz la velocidad de Anthony es endiablada. Se apoya sobre su rodilla y despega como lo haría un corredor de cien metros en la salida, y ya lo tienes debajo de ti, llevándote a su terreno. Es como ver a un caimán alcanzar a su presa y meterla en el agua.
"Es difícil para la gente porque voy muy bajo, y me aprovecho de mi fuerza física", comenta Robles, "es lo que me gusta de la lucha... no importa cuáles son tus virtudes, siempre puedes construir un estilo personal alrededor de ellas. El mejor luchador vence. El que más duro trabaja, el que más desea la victoria, va a ganar. Nadie se libra de una derrota de vez en cuando, es inevitable, pero en este deporte todo el mundo tiene su oportunidad."
Su carrera, que hasta ahora le ha llevado a ser una de las mayores estrellas de Arizona State y de la liga universitaria americana, está plagada de éxitos.
Cuentan que al término de un torneo el año pasado, una mujer se acercó a donde él estaba conversando con sus padres. Esta mujer, una completa extraña, estaba llorando, y como probablemente sabía que lo estaría, llevaba una nota escrita que entregó al chico. Robles la leyó y se excusó por un momento, subió a las gradas y charló un rato con un chaval que estaba allí sentado. Cuando volvió, dejó que sus padres leyesen la nota. "Decía que el hijo de aquella mujer había estado luchando contra un cáncer, y que los médicos tuvieron que acabar amputándole su pierna" cuenta Judy Robles "Anthony fue su inspiración para seguir adelante".
En 2011 ganó el campeonato nacional universitario de lucha de los Estados Unidos en 125 libras. Después de ganar el título frente al vigente campeón de la Universidad de Iowa, Matt McDonough, Robles recibió una ovación cerrada del público que se puso de pie para celebrar el espíritu de un hombre que inspira a la humanidad.
Anthony recibió la medalla de oro con sus muletas bajo los brazos y cerró una historia digna de Hollywood, con récord perfecto de 36 ganadas y cero derrotas como luchador senior.
En 2012 recibió su diploma profesional en comunicaciones de la Universidad estatal de Arizona.
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