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viernes, 30 de octubre de 2009

BILL RUSSELL: Entrevista de un ganador

(Extraído de Marca.com,.. es una entrevista que vale la pena leer,.. conocer la opinión de uno de los más grandes de todos los tiempos,.. ganador de 11 anillos de la NBA en 13 temporadas de carrera deportiva,..)
Como embajador de la NBA, estuvo presente en las semifinales y final del pasado Eurobasket en Polonia. ¿Qué sensaciones le dejó el campeón, España, en su camino al oro?

Yo, como jugador de baloncesto, crecí amando el aspecto defensivo del juego. Fue ahí donde cimenté mi carrera y donde estuvo la clave de la hegemonía de los Celtics. En ese aspecto, el defensivo, España dio todo un recital, una verdadera exhibición. Se comió a sus rivales atrás y luego los terminó de machacar en ataque, porque tienen jugadores de mucho talento. Hacía mucho tiempo que no veía un festival defensivo como el de España en Polonia.
Y hablando de jugadores de talento, España cuenta con uno de los mejores.
Sin duda. Pau Gasol es ya uno de los mejores jugadores del mundo. Si cuentas el baloncesto FIBA, entonces es el más determinante. Y si incluyes a la NBA, estaría desde luego entre los que más destacan en una temporada. El juego de España no me sorprendió porque vi a Gasol jugar tal y como lo ha estado haciendo toda la temporada pasada.
¿Se puede hablar de un Gasol antes y otro después de las Finales contra Orlando?
Es posible que sí, aunque a mí no me sorprendió su rendimiento ante los Magic, era algo que se veía venir. Ha trabajado muy duro para mejorar defensivamente y ha llegado a un punto en el que es capaz de cambiar el signo de una final NBA gracias a su defensa ante el mejor pívot de la liga. Por eso, cuando digo que está entre los mejores del mundo, no exagero en absoluto.
Y según usted ¿cuál es la mayor virtud en el juego de Pau?
El pase y eso le convierte en un jugador interior multidimensional. Para un hombre alto saber pasar en baloncesto es crucial, porque multiplicas tus opciones de hacer mejores a tus compañeros. Y las defensas se vuelven locas para poder frenarte.
Al nivel que jugó España en Polonia ¿le hubiera ganado al equipo estadounidense que logró el oro olímpico de Pekín?
España jugó a un gran nivel aquella final de Pekín, pero no ganó. El baloncesto y sus títulos son hechos consumados, ganas o pierdes, no se construye de hipótesis. España puede ganar el oro en unos Juegos Olímpicos, no hay duda, pero eso no pasó en Pekín.
Vamos con la temporada recién iniciada. ¿Cuál es su favorito para ganar el título?
Cuesta mucho quedarse con uno. Los Lakers tendrán opciones para repetir, San Antonio ha fichado muy bien, los mismo que Boston y Cleveland, que dependerá del hambre de ganar y el estado de salud que tenga Shaquille O’Neal. Creo que el título estará entre estos cuatro.
¿Cómo cree que se adaptarán los Lakers a Ron Artest y el propio jugador al equipo tras su fichaje este pasado verano?
Phil Jackson no es tonto y lo ha demostrado año tras año. Sabe manejar situaciones como esta e incluso más comprometidas. Por otro lado, Artest asegura una intensidad defensiva que no es muy habitual en la liga. Y es bueno en ataque. En un buen entorno, no tiene por qué haber problemas de otra índole, así que me parece un fichaje acertado.
Como el de Rasheed Wallace por Boston...
Algo parecido. Veteranía, defensa, intensidad y puntos cuando se necesiten. Minutos de calidad, en definitiva. Sheed es un jugador muy temperamental y se perderá muchos partidos por hablar de más con los árbitros. Pero supongo que con eso ya cuenta su entrenador, Doc Rivers.
Hace dos años los Celtics dejaron de ser un grande en decadencia para regresar a la gloria. Ya era hora ¿no?
Desde luego. La familia de los Celtics hemos estado tan mal acostumbrados que dos décadas sin jugar las Finales es mucho tiempo. Bueno, 20 años sin un título es mucho tiempo para cualquiera [risas]. Pero los Celtics no deben estar más de tres o cuatro años sin luchar con garantías por el anillo. Por historia, estamos obligados a ser eternos candidatos, como ocurre con los Lakers. Afortunadamente ahora estamos en la lucha.
Y todo gracias a la llegada de un jugador del que usted se convirtió en padrino: Kevin Garnett.
Por sus condiciones, da la casualidad que KG es uno de los jugadores que más he seguido en la liga, así que cuando me enteré de que era fichado por Boston me alegré mucho, por el equipo y por él. Es un grande de este campeonato por talento y por carácter. Mire, ahora que hemos hablado de Gasol, KG me recuerda mucho a él. Un cuatro dominante, con finos movimientos en ataque, que domina el pase y que ha logrado mejorar su juego año tras año. Y con un salto a un equipo campeón muy similar...
Hace más de 40 años de los tiempos en los que usted patrullaba la zona. ¿Ha cambiado tanto el baloncesto desde entonces?
Claro que ha cambiado, pero muchos de esos cambios han sido para bien: mejores instalaciones, viajes más cómodos, la tecnología al servicio del juego, un mundo más mediático alrededor, más dinero [risas]... El baloncesto se ha modernizado y se ha convertido en un deporte de masas y global. No hace mucho, aquí en Europa era desconocido un tipo como yo, ahora todo el mundo sabe quién es Kobe Bryant, LeBron James o Dwyane Wade.
Muchos expertos coinciden en que el basket de hoy ha cambiado, que hoy en día es más físico.
En todos los partidos que he jugado en mi carrera, y han sido muchos, no recuerdo ninguno en el que los rivales me hayan recibido con flores dentro de la zona. Para sobrevivir en mi época, al igual que ahora, había que empujar y golpear o evitar empujones y golpes. El basket es el deporte con más contacto físico que hay salvo el fútbol americano o el rugby aquí en Europa. Cuando deje de ser físico, dejará de ser baloncesto.
Entonces hablemos de fundamentos y de técnica.
Eso es otra cosa, ahí el trabajo quizá está siendo diferente al de años atrás. Hay muchos niños que tratan de hacer un mate antes de aprender a tirar o a botar. El proceso natural de un jugador debe ser el de aprender los fundamentos necesarios como para poder defenderse dentro de una cancha en igualdad de condiciones con otros rivales —tiro, bote, pase...—. Si esa progresión continúa, entonces será un jugador de elite y se incorporarán nuevas cualidades, y si mejora más, estará entre las estrellas. Pero muchas veces se quiere dar el segundo paso antes del primero, es decir, jugar a alto nivel sin cimentar el juego con los fundamentos.
Lo que si ha cambiado es que los jugadores, sobre todos los de raza negra, sólo se tienen que preocupar de jugar al baloncesto. Nada más.
Entiendo muy bien esa pregunta. Yo nací en un ambiente de racismo muy acusado, presencié muchas injusticias con mis padres y mi familia. Luego, cuando jugaba al baloncesto, seguí sufriendo el racismo de muchas formas, algunas muy humillantes: durmiendo en hoteles diferentes —y peores, claro— que los jugadores blancos de mi equipo, o esperando a que salieran de un restaurante porque a nosotros, los negros, no nos dejaban entrar. Parecían situaciones que hoy en día resultan casi ficticias, pero eran muy reales. Ser negro en este mundo añade dureza a la vida, pero en mi época se acercaba a la crueldad.
Y Russell, estrella del mejor equipo del mundo por aquél entonces, también fue un activista en la lucha contra el racismo.
No me quedaba más remedio. Para subsistir y para tratar de cambiar algo que de lo contrario nos habría aniquilado. El racismo es una plaga que aún hoy en día sigue presente en la raza humana, que amenaza su equilibrio y contra la que hay que luchar. Yo lo hice desde mi posición privilegiada de jugador de la NBA y de los Boston Celtics, otros lo han hecho desde la política, el mundo del espectáculo o el podio en uno Juegos Olímpicos.
Bill Russell ha sido tan grande que la NBA decidió, en febrero del año pasado, rebautizar el premio MVP de las Finales. Ahora es el ‘Bill Russell Award’.
Y es un verdadero orgullo que hayan elegido mi nombre para eso. Yo siempre he querido ser recordado como un gran defensor que ayudó a su equipo a vivir la mejor época de su historia. Tuve suerte al coincidir con algunos de los mejores de esa era y tener a un genio como Red Auerbach al frente de todo.


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