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sábado, 25 de junio de 2016

Dikembe Mutombo, el muro que se levantó para defender el Mundo

Artículo de Guillermo García Arroyo en Marca (25 abril 2013):

La NBA ha hecho justicia y ha dejado de lado la frialdad de los números para dejarse guiar por aquello que los expertos un día llamaron 'intangibles' a la hora de elegir al Mejor Defensor del Año. Marc no aparece en el top 10 de taponadores, apenas coge 5,5 rebotes defensivos por partido y se encuentra en el puesto número 37 en una clasificación que mide el porcentaje de sus rivales cuando el pívot de Sant Boi defiende el aro.


Los argumentos que le han valido el premio al mediano de los Gasol van más allá de la estadística. Marc siempre trabaja economizando sus movimientos en defensa, sin perder el contacto con su par y ayudado a sus compañeros donde es más necesario. Su premio es un galardón a la inteligencia posicional, que le hace estar siempre en el lugar y en el momento adecuado, actuando siempre un paso por delante de su rival.

La nominación de Marc es el premio a una temporada en la que ha terminado por rendir (si es que quedaba alguien) al mundo NBA a sus pies. Un galardón que le sitúa a la altura de dos grandes leyendas del baloncesto estadounidense, como Hakeem Olajuwon y Dikembe Mutombo, los dos únicos jugadores no nacidos en Estados Unidos que habían ganado este premio y a los que ahora se une el pívot español.


De Olajuwon ya contamos su historia en este blog cuando 'El Sueño' cumplió 50 años, así que ahora, con motivo del reconocimiento a Marc, es de justicia recordar la imponente figura de otro gigante africano que marcó una época en la NBA. Un muro levantado para defender al mundo del agresor foráneo. Una montaña contra la que se pegaban una y otra vez los anotadores más feroces del baloncesto mundial. Dikembe Mutombo Mpolondo Mukamba Jean Jacque Wamutombo. Más conocido como Dikembe Mutombo.

Deke, como pasó a ser conocido en el mundo de la canasta, nació en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo (antiguo Zaire), en el seno de una familia de clase media. Hijo de un director de colegio y de una profesora, Biamba Dikembe, el joven Mutombo creció bajo una estricta educación religiosa impuesta por su madre y como uno de los estudiantes más brillantes de la ciudad, fruto del trabajo de su progenitor, que contemplaba el deporte como el vehículo más apropiado para completar su formación.

Sin embargo, el deporte de la canasta no estaba entre los favoritos del joven Dikembe, que prefería el fútbol para pasar el rato con sus amigos. "Sabía lo que era la NBA", declaró años más tarde el jugador africano. "Sabía lo que era el baloncesto desde niño debido a mi altura, pero no quería jugar al baloncesto". 

Dikembe, junto a sus otros ocho hermanos, alcanzó la adolescencia y con ella llegaron los dos metros de altura. Pero él, al contrario que el resto de su familia, siguió creciendo sin dar signos de detenerse hasta tocar ese sol que castigaba con justicia las calles de Kinshasa. Sin embargo, la altura no le hizo cambiar de parecer con respecto al deporte de la canasta, del que se mantuvo alejado para seguir con el fútbol y probar suerte con el atletismo y las artes marciales.

Fue al cumplir los 18 cuando todo cambió para Dikembe. Sus padres, conscientes de sus posibilidades, le obligaron a coger un balón de baloncesto entre sus gigantescas manos y le mandaron a practicar a una cancha cercana. "Yo no quería jugar al baloncesto, no me gustaba. Pensaba que era demasiado físico. Al final mis padres me obligaron a jugar y eso es por lo que siempre les estaré agradecido", confesó Mutombo al poco tiempo de alcanzar la NBA.

Su primera tentativa con la canasta no fue, precisamente, conciliadora. A regañadientes, aceptó acompañar a su padre y a su hermano Ilo a una cancha cercana. Cuando le tocó el turno de entrar a canasta, Mutombo cogió impulso, pero justo en el momento de iniciar el salto resbaló dando de bruces contra la arena. Un golpe que le dejó una marca en la barbilla que aún hoy le acompaña.

Decidido a dejar el baloncesto para siempre, se enfrentó a sus padres y a su hermano mayor en una acalorada discusión que terminó con el cabeza de familia imponiendo sus galones y con Dikembe obedeciendo a su padre, cuando a la mañana siguiente tuvo que volver a la cancha. Esta vez sin accidentes ni caídas. Y así un día tras otro hasta dejar que aquel esférico anaranjado y aquél tablero de contrachapado le conquistasen.

Poco después su tamaño, su fuerza y una extraña coordinación a la hora de saltar, le llevaron a la selección nacional de Zaire con apenas 19 años. Una oportunidad que no dejó escapar para hacerse ver entre los cientos de ojeadores estadounidenses que viajan hasta el corazón de África en busca del último diamante en bruto, de la última joya por descubrir.



Tras varios partidos con el equipo nacional, Mutombo comenzó a recibir cartas y llamadas de reclutadores universitarios que le ofrecían la posibilidad de jugar en Estados Unidos. Sin embargo, hubo un hombre que fue un paso más allá a la hora de vislumbrar el futuro de aquel joven que superaba los 2,15 y que, aunque no tenía experiencia, ya dominaba en la cancha a jugadores más mayores que él.

El embajador estadounidense en Zaire, Herman Henning, era un gran aficionado al baloncesto y su único consuelo, más allá de los partidos por televisión, era la modesta selección de Zaire y sus compromisos internacionales. Dos partidos bastaron a Henning para saber que a Mutombo aquellas canchas de polvo y arena se le quedaban ya pequeñas. El diplomático se puso en contacto con la familia y le habló de la posibilidad de ir a la Universidad de Georgetown bajo la tutela de John Thompson, entrenador de los 'Hoyas' y gran gurú de los jugadores interiores universitarios. Henning, además, no olvidó mencionar el prestigio académico del centro, lo que terminó por convencer al joven Dikembe, que en aquella época soñaba más con la medicina que con el baloncesto.

Así que a finales de agosto de 1987, Dikembe se encontró encajonado en el asiento de un avión rumbo a Georgetown, que le había ofrecido una beca completa para cursar sus estudios de medicina y jugar al baloncesto. A su lado, su hermano Ilo, que también iba a comenzar su aventura americana, aunque en la Universidad de Southern Indiana.

Mutombo llegó al campus de Georgetown y comenzó su particular Odisea. No sabía ni una sola palabra de inglés, lo que dificultaba su aprendizaje, el entrenador Thompson dijo nada más verle que estaba muy verde y que tendría que trabajar en solitario hasta mejorar y para colmo, a uno de sus hermanos que se habían quedado en Zaire le habían diagnosticado un tumor cerebral mortal. 

Palos, palos y más palos que habrían acabado con la moral de cualquiera. Pero no con la de un guerrero africano como él. No con la de un joven que se sabía la gran esperanza de su familia. Dikembe hizo de tripas corazón y guardó el miedo en la maleta. Dio clases intensivas de inglés (seis horas diarias con un tutor particular además de las clases) y comenzó a trabajar en solitario bajo la supervisión de Thompson. Era su vía de escape a todo lo que estaba pasando.

El fruto a su trabajo se hizo esperar. En su segunda temporada con los Hoyas, Mutombo apenas dispuso de minutos, aunque empezó a formar parte de un equipo gobernado por un recién llegado, Alonzo Mourning. Thompson se guardaba su arma secreta para más adelante, aunque quería que fuera entrando en la dinámica para que viera de primera mano lo que de verdad era el baloncesto de competición.

Apenas tuvo minutos en su primera temporada completa con sus compañeros, pero desde el primer encuentro dejó claro cuál era una de sus especialidades. Terminó su partido de debut con 12 tapones, nueve de los cuales fueron a parar a la grada. A partir de ese momento, la primera fila de uno de los fondos del pabellón de Georgetown pasó a ser conocida como 'Fila del tapón', en claro homenaje a Mutombo.

Fue en su tercer año como jugador de los Hoyas cuando el pívot descubrió que había nacido para jugar al baloncesto y que podía dedicarse profesionalmente a ello. Aunque necesitó un poco de ayuda para acabar de creérselo. 

John Thompson llamó a un viejo amigo y rival para que convenciese al joven Dikembe de que la cancha tenía que ser su hábitat natural. Tras un entrenamiento, Mutombo acudió al despacho del entrenador y se encontró con una leyenda de la canasta, Bill Russell. El ex jugador de los Celtics se encerró con el africano en el despacho y tras cinco días de intensas charlas, convenció al gigante de sus infinitas posibilidades. 

"¿Quién sabe más de baloncesto que Bill Russell? Ganó 11 anillos de la NBA. Tiene que pedirle a Dios que le dé un dedo más para todos sus anillos", afirmaba entre risas días antes del draft. "Me dijo que podía hacerlo. Me convenció de que podía jugar".

A partir de ese momento, el impacto del gigante africano creció de manera inimaginable, formando una de las mejores parejas interiores universitarias junto a Mourning. En 1991 se graduó (había cambiado la medicina por la lingüística y la diplomacia) y cerró su periplo universitario con números modestos (9,9 puntos; 8,3 rebotes y 3,7 tapones), pero con la sensación de que lo mejor estaba por llegar.

Una sensación que también compartían en Denver. Los Nuggets apostaron por aquel espigado gigante de brazos interminables y escogieron su nombre en la cuarta posición del draft, sólo por detrás de Larry Johnson, Kenny Anderson y Billy Owens. 

El sueño acababa de empezar y Mutombo hizo justicia con aquellas personas que habían iniciado ese proceso: sus padres. El pívot les pagó un vuelo desde Kinshasa hasta Nueva York para que le acompañasen durante la ceremonia del draft y cuando David Stern pronunció su nombre no pudo contener las lagrimas y se fundió en un emocionado abrazo con ellos. "Ahora les voy a ver mucho más", aseguró tras la ceremonia, pensando en que el sueldo como profesional le permitiría llevarse a su familia a Estados Unidos.

Los Nuggets no se equivocaron en su elección y Mutombo pronto comenzó a mostrar todo el potencial que tenía, superando incluso las expectativas generadas por el cuerpo técnico de la franquicia de Colorado. 

Desde su temporada como novato, Dikembe dejó claras sus intenciones ("Quiero que mi nombre sea conocido", declaró antes de la temporada) y demostró que ni Thompson ni Russell se habían confundido con aquel diamante en bruto.

En su primera temporada con los Nuggets, el jugador africano terminó tercero en la clasificación de reboteadores con 12,3 por partido, además de liderar a los Nuggets en 19 encuentros y terminar con una media de 16,6 puntos. Pero donde, de verdad, Mutombo dejó su impronta fue a la hora de defender su aro, convirtiéndose en uno de los mejores taponadores de la Liga (2,96 de media) con su famoso 'No en mi casa' (movimiento negativo que hacía con el dedo después de cada tapón) como sello.



El impacto mediático tampoco se hizo esperar y apenas tres meses después de hacer su entrada en la Liga era seleccionado para jugar su primer 'All Star'. Fue el único novato que se coló en la clase de los mayores, anotando cuatro puntos como pívot reserva en el Oeste. Sólo sería la primera de sus ocho incursiones en el partido de las estrellas.

Tras su primera temporada, Mutombo decidió pasar las vacaciones de verano entrenando en solitario y al llegar al campus de pretemporada, dejó a todos boquiabiertos con la evolución en su juego. Un trabajo que pronto encontró recompensa al convertirse en el líder de los Nuggets tanto en defensa, como en ataque. 

En su segunda campaña en Colorado logró echarse el equipo a sus espaldas (consiguió su récord taponador con 12 'chapas' ante los Clippers), pero no fue capaz de llevar a los Nuggets hasta los 'playoffs', dejando un sabor amargo en su boca que no quiso volver a experimentar.

Nuevamente dedicó el verano a seguir trabajando en su juego y cuando volvió a los Nuggets se había convertido en una máquina perfectamente engrasada y dispuesta a todo con tal de llevar a su equipo a la victoria. 

Denver terminó la temporada consiguiendo 'in extremis0 la octava posición en el Oeste. Mutombo había logrado alcanzar los 'playoffs', aunque le tocaría bailar con la más fea: los imparables Supersonics de Payton y Kemp. Ni los más osados apostantes se la jugaban por Mutombo y compañía.

Y en un principio no se equivocaron. El equipo de Seattle, entonces entrenado por George Karl, puso el 2-0 a su favor y transmitía la sensación de estar dispuesto a barrer a los Nuggets. Sin embargo, aquello no hizo sino encorajinar a Mutombo que desde su propio aro lideró la remontada de los de Colorado hasta convertirse en el primer equipo en la historia en clasificarse octavo de su conferencia y ser capaz de eliminar al primero. Una serie que terminó con el gigante africano por los suelos abrazado al balón y gritando, exultante de emoción, en una instantánea imborrable.

Los Nuggets estuvieron a punto de repetir la gesta en la siguiente eliminatoria ante los Jazz de Malone y Stockton. Los de Dan Issel se quedaron en la orilla tras remontar un 3-0 en contra y perdiendo en el séptimo partido en Salt Lake City.  La temporada de Mutombo terminaba con el reconocimiento general de la Liga hacia un jugador capaz de ganar los partidos desde su propio aro y que cerraba la campaña con el primero de sus tres títulos consecutivos al mejor taponador de la Liga. Algo que nunca nadie ha vuelto a lograr.

En su siguiente campaña Dikembe volvió a aumentar sus prestaciones hasta convertirse también en el máximo reboteador de la NBA. Consiguió el primero de sus cuatro títulos al Mejor Defensor del Año, participó en su segundo 'All Star' y volvió a ser el mejor taponador de toda la Liga. Sin embargo, su aportación no fue suficiente para evitar que los Spurs les barrieran en primera ronda de 'playoffs' ni tampoco para convencer a los Nuggets de su renovación una temporada más tarde.

El 15 de julio de 1996 Mutombo hacía las maletas y ponía rumbo a Georgia para enrolarse en las filas de los Hawks. Firmó un contrato de 50 millones de dólares por cinco años, que enseguida comenzó a amortizar con su segundo título al mejor defensor de la Liga y metiendo a los de Atlanta en los 'playoffs' como el cuarto mejor equipo del Este, antes de caer en semifinales de conferencia ante los Bulls de un tal Michael Jordan.



Ese fue su sino en los Hawks, grandes actuaciones individuales, pero sin la posibilidad de competir por el anillo. Hasta que en febrero de 2001 los Sixers apostaron por él para hacer frente a las torres del Oeste en una hipotética final. Dikembe volvió a responder como de él se esperaba, conquistó el trofeo al Mejor Defensor del Año y junto a Iverson llevó a los de Philadelphia a una final en la que no tuvieron oportunidad alguna ante los Lakers de Shaq, Kobe y Phil Jackson.

Mutombo repitió presencia dos años más tarde en las Finales, aunque esta vez en las filas de los Nets, que le contrataron como especialista defensivo. Sin embargo, Dikembe pasó gran parte de la temporada lesionado y no aportó todo lo que se esperaba de él. En las Finales volvió a encontrarse con su némesis particular, Shaquille O'Neal, que volvió a dejarle sin anillo.

Parecía el ocaso de la carrera de Mutombo, que más tarde sería traspasado a los Knicks, posteriormente a Chicago (donde no jugaría un solo minuto) y por último a los Rockets, donde todo apuntaba al final de su carrera.

Y así fue. Dikembe terminó su vida deportiva en Houston, pero no como todo hacía indicar en sus últimas temporadas. El guión estaba escrito para que Mutombo colgase las botas tras una temporada en Tejas. Sin embargo, su papel de secundario de lujo y de maestro del joven Yao Ming, le valieron para alargar su carrera cinco temporadas más.

Su periplo en los Rockets le valió para superar a Kareem Abdul-Jabbar como segundo máximo taponador histórico de la Liga y para convertirse en el cuarto jugador con más edad en jugar un partido NBA con 42 años y 300 días. Sin embargo, su sueño llegó a su fin de la forma más inesperada y cruel. En el segundo cuarto del segundo partido de segunda ronda de playoffs de 2009, Mutombo chocaba con Greg Oden y caía al suelo con la rodilla destrozada. El gigante africano se retiraba entre lágrimas, postrado en una camilla, consciente de haber jugado por última vez a ese deporte que tanto maldecía de niño. El propio Mutombo confirmaba su adiós minutos después en el vestuario.

Era la despedida de un coloso en las zonas, de un jugador que hizo del tapón su firma y de su ética de trabajo su motor vital. De un diamante pulido a base de entrenamientos y que terminó convirtiéndose en una referencia en la NBA. Quizás no como él esperaba ("Quiero llegar al nivel de Ewing, Olajuwon, Russell o Jabbar"), pero si no lo logró, al menos quedó muy cerca de sus estrellas.


Pero si su influencia en la cancha había quedado fuera de toda duda, fue lejos de las canastas donde Mutombo dio su verdadera dimensión. Dikembe nunca olvidó sus orígenes. "El dinero que gano con el baloncesto puede ayudar a mi familia y amigos. En la sociedad africana si tienes éxito es por tu familia, por eso, no puedo parar de ayudar a la gente que me ayudó cuando estaba empezando", fue su declaración de intenciones nada más aterrizar en Denver.

Dicho y hecho. Primero comenzó ayudando a sus padres y a sus ocho hermanos, a los que se llevó a vivir con él. Fue el primer paso. Más tarde, en 1997, creo la Fundación Dikembe Mutombo, con la que quería ayudar a erradicar enfermedades infantiles en su país natal, así como para luchar contra el SIDA en todo África. Para cumplir su misión construyó un hospital en Kinshasa, bautizado con el nombre de su madre, destinado a ayudar a su pueblo y para el que donó más de 15 millones de dólares.

Ese es el verdadero Dikembe Mutombo y esta es su historia, la de un muro que se levantó para defender no sólo su aro, sino el mundo de cualquier ataque. 'No en su casa'.

jueves, 23 de junio de 2016

Real Madrid campeón ACB 2015-16

El Real Madrid revalida título de liga ACB... no ha sido una temporada tan espectacular como la anterior, el equipo ha sufrido muchos baches de juego y resultados (sobre todo el sopapo que nos dió el Fenerbache en cuartos de final de la Euroliga), pero tras cada batacazo el equipo ha sabido reponerse y levantarse haciendo fuerte en la adversidad, demostrando carácter y confianza en su juego (tantas veces criticado) y al final se han llevado una liga merecida por lo visto en la final... 3-1 que bien podía haber sido un 3-0 de no haber "regalado" el primer minuto en una concatenación de errores defensivos en los últimos 3 segundos... pero el equipo se repuso y consiguió salir reforzado de esa situación logrando el título... y eso tiene mucho mérito teniendo en el banquillo a un Pablo Laso que no tiene ni puta idea de dirigir partidos, que Sergio Llull y Chacho son dos yo-yo que no saben hacer jugar al equipo, que Rudy es un chulo y esta sobrevalorado, que Nocioni y Felipe Reyes son dos dinosaurios (viejos y acabados), que Carroll solo sabe tirar y nada más, que Ayon no sabe tirar... y tal y cual... que con este cuadro el equipo acabe ganando este año Copa del Rey y Liga tiene mérito, debe ser algo milagroso ¿no?... en fin, que este equipo, este entrenador y estos jugadores tienen sus defectos, como todos, pero que son muchas las virtudes que atesoran y que les hacen salir adelante cuando parece que tengan todos los elementos en contra... que es un equipo con casta, carácter y con hambre de victoria... y eso se nota... en este último partido iban 11 abajo en el 2º periodo, el Barça estaba más centrado y jugaba con más agresividad... pero no se asustaron, al contrario, aceptaron el envite y en un visto y no visto remontaron el partido para irse al descanso solo 2 puntos abajo... El Madrid ha sido superior a lo largo de toda la serie y no hay discusión sobre el campeón de liga... espero que el equipo mantenga la base y refuerce el equipo con pequeños ajustes para poder competir el año que viene por todo... no digo ganar, porque se puede ganar o perder, un equipo no gana siempre, pero si debe competir siempre... compitiendo se puede aspirar a cualquier cosa... Laso se ha ganado el crédito, una vez más... hasta el siguiente batacazo como siempre, porque eso es lo que tiene entrenar al Real Madrid que eres tan bueno como el último resultado que hayas obtenido... e incluso ganando tendrás tus detractores que en el caso de Laso son muchos más de lo entendible... quizás por su imagen sencilla y de tipo normal... Llull ha demostrado que es el lider de este equipo y que esta en un estado de forma impresionante, debe ser uno de los pilares de la selección en estas Olimpiadas... Chacho sin estar bien tuvo un momento de genialidad, 2 triples y una asistencia, que acabaron con el sueño de remontada del Barça, es talento puro y esperemos que la temporada que viene vuelva por sus fueros... Rudy, digan lo que digan es un crack, un jugador capaz de aportar tantas cosas, ayudas desde el lado débil, capaz de defender a jugadores muchos más corpulentos que él, rebotes, asistencias... de todo... es un multi-usos... Reyes y Nocioni siguen demostrando que el DNI no importa tanto como nos quieren hacer pensar y que al baloncesto también se juega con cabeza (mucho más importante que cualquier otra cosa)... todos han cumplido con su papel de manera correcta, cracks en su selección como Maciulis al servicio del colectivo son un ejemplo de que el ego siempre debe aparcarse por el bien del equipo... y no hay que olvidarse de Ayon y Carroll, dos jugadores que aportan mucho más de lo que parece a simple vista, mucho más que los puntos que puedan hacer... es la sensación de peligro que dan y los quebraderos de cabeza que producen sus movimientos en las defensas rivales... y en defensa son intensos y agresivos... 








El Barça este año ha estado lejos del nivel esperado, logró la primera plaza en la liga regular pero no ha demostrado estar a la altura en esta final, muy lejos del Madrid, deberán reconstruir... y me temo que empezarán por la figura del entrenador, ojo, un entrenador que les ha dado muchos títulos durante muchos años, que nadie lo olvide... un entrenador que ha sido tratado injustamente durante muchos años pero que ahí esta su bagaje de victorias... un respeto. 


Lebron entra en el Olimpo

Pues sí... Lebron James ha logrado lo que parecía imposible... remontar un 3-1 desfavorable contra el que muchos han catalogado como el mejor equipo de la historia, unos Warriors que han batido todos los records de victorias pero que se han quedado sin anillo cuando todo parecía indicar que lo tenían ya puesto en uno de sus dedos... Cleveland de la mano de un imperial Lebron James logró la gesta de remontar un 3-1 que nunca había sido remontado en unas finales... Lebron James demostró a todo el mundo que hoy por hoy es el mejor jugador de la NBA a pesar del MVP unánime (única vez en la historia) de Curry en la liga regular... si, hizo un temporadon y fue el mejor jugador de la temporada pero que le dieran el galardón de forma unánime a mi me chirriaba un poco, muchos empezaron a debatir sobre quien era mejor ¿Curry o Jordan? un debate que no tenía sentido, al menos en la actualidad, porque ¿quien es mejor Curry o Lebron?... supongo que esto espoleó a Lebron James en la final, aunque tampoco es que le hiciera falta porque siempre se ha mostrado competitivo y voraz... no puedo negar lo evidente, Lebron James es uno de los mejores jugadores de toda la historia de la NBA... ¿en que lugar se encuentra? Depende de a quien preguntes, unos lo pondrán en la 1ª posición, otros a la par con Jordan, algunos dirán que está en el podio de los mejores, otros dirán que entre los 5 primeros o entre los 10 mejores... yo no lo se... si me preguntan a mi pondré unos cuantos por delante, quizás porque no me ha caído nunca bien o quizás porque para mi el baloncesto es algo más que números y poderío físico... pero tras la brutal final que se ha marcado puedo entender y comprender que Lebron sea para muchos uno de los 3 mejores de la historia, incluso que haya quienes lo pongan en el 1º lugar (para mi es una osadía... pero es solo mi opinión), lo que esta claro es que es el prototipo de jugador del futuro, un jugador cuyo molde será copiado en las generaciones venideras, un jugador de laboratorio y gymnasio... quizás por eso nunca me ha enamorado su juego, siempre le ha faltado plasticidad y belleza... pero que tiene una potencia y fuerza desmesurada... y lo que no se le puede negar es su determinación en el juego y su lucha no solo contra los rivales sino contra la historia y eso tiene un mérito enorme... 


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domingo, 12 de junio de 2016

Ana Frank... frases

Hoy Ana Frank cumpliría 87 años... pero fue víctima de los campos de concentración de los nazis y murió con apenas 16 años... nos dejó un diario con grandes reflexiones... y muchas frases donde nos hace pensar sobre el valor de la vida... 

1-Quien sea feliz también hará feliz a otros.
2-A pesar de todo, pienso que la gente son buenas de corazón.
3-No pienso en toda la desgracia, sino en toda la belleza que aún permanece.
4-Que maravilloso es que nadie necesita esperar un solo momento antes de comenzar a mejorar el mundo.
5-Me puedo sacudir de todo mientras escribo; mis penas desaparecen, mi coraje renace.
6-Los que tienen coraje y fe no deberían perecer nunca en la desgracia.
7-La pereza puede parecer atractiva, pero el trabajo da satisfacción.
8-Los débiles morirán y los fuertes sobrevivirán y vivirán para siempre.
9-Todos vivimos con el objetivo de ser felices; nuestras vidas son diferentes y aún las mismas.
10-Puedes estar solo incluso cuando eres amado por muchas personas.
11-No quiero haber vivido en vano como la mayoría de la gente. Quiero ser útil o llevar alegría a la gente, incluso las que nunca conocí. Quiero seguir viviendo incluso tras mi muerte.
12-El papel tiene más paciencia que la gente.
13-Una consciencia tranquila le hace a uno fuerte.
14-Simplemente no puedo construir mis esperanzas en una base de confusión, desgracia y muerte. Pienso que la paz y tranquilidad volverán de nuevo.
15-Simpatía, amor, fortuna, todos tenemos estas cualidades pero aún tendemos a no usarlas.
16-Ganarse la felicidad significa hacer el bien y trabajar, no especular y ser perezoso. La pereza puede parecer atractiva, pero solo el trabajo te de verdadera satisfacción.
17-A largo plazo, el arma más afilada es un espíritu amable y gentil.
18-El mejor remedio para los que tienen miedo, se sienten solos o infelices, es ir fuera, a algún lugar donde puedan estar tranquilos, solos con los cielos, la naturaleza y dios. Porque solo entonces uno siente que todo es como debería ser.
19-Los padres solo pueden dar buenos consejos o colocar en el camino correcto, pero la forma final del carácter de una persona reside en sus propias manos.
20-Los sentimientos no pueden ser ignorados, no importa lo injustos o ingratos que parezcan.
21-El llanto puede traer alivio mientras no llores solo.
22-Mira como una sola vela puede tanto desafiar como definir la oscuridad.
23-Donde hay esperanza, hay vida. Nos lleva de coraje fresco y nos hace fuertes de nuevo.
24-La gente siempre seguirá un buen ejemplo; se el que pone un buen ejemplo, no pasará mucho tiempo antes de que otros lo sigan. 
25-Hay una sola regla que necesitas recordar: ríete de todo y olvídate de todos. Suena egoísta, pero de hecho es la única cura para los que sufren de autocompasión.
26-Aunque solo tengo 14 años, se bastante bien qué quiero, se quien esta en lo cierto y quien equivocado. Tengo mis opiniones, mis propias ideas y principios y aunque parezca bastante loco de una adolescente, me siento más persona que un niño, me siento bastante más independiente que cualquiera.
27-Jamás nadie se ha hecho pobre por dar.
28-Los recuerdos significan más para mi que los vestidos.
29-Vivo en un tiempo loco.
30-¿Quién iba a pensar que tanto se encendería en el alma de una niña?
31-Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados.
32-Mientras esto existe, este sol y este cielo despejado, mientras lo disfruto, ¿Cómo puedo estar triste?
33-Te amo con un amor tan grande que simplemente no podía seguir creciendo en mi interior, pero tuvo que saltar y revelarse en toda su magnitud.
34-Pienso mucho, pero no digo mucho.
35-La razón por comenzar este diario es que no tengo ningún amigo real.
36-Los jóvenes no tienen miedo de decir la verdad.
37-La gente te puede decir que mantengas la boca cerrada, pero eso no te para de tener tu propia opinión.
38-Quiero escribir, pero más que eso, quiero sacar todo tipo de cosas que yacen enterradas profundamente en mi corazón.
39-Hay algo que ocurre cada día, pero estoy demasiado cansada y perezosa para escribirlas.
40-Piensa en toda la belleza que aún hay a tu alrededor y serás feliz.
41-Todo el mundo tiene dentro de si una pieza de buenas noticias. Las buenas noticias son que no sabes lo grande que puedes ser. Cuánto puedes amar. Cuánto puedes conseguir y cuál es tu potencial.
42-La formación final del carácter de una persona reside en sus propias manos.
43-Doy lo mejor de mi para agradar a todo el mundo, mucho más de lo que imaginarían. Intento reírme de todo, porque no quiero dejar que vean mis problemas.
44-La grandeza humana no reside en la riqueza o poder, sino en el carácter y en la bondad. La gente son simplemente gente y todos tienen fallos y carencias, pero todos nacemos con una bondad fundamental.
45-Mantengo mis ideales porque a pesar de todo, aún creo que la gente son realmente buenas de corazón.
46-No puedo imaginar cómo alguien puede decir “soy débil” y seguir siéndolo. Después de todo, si lo sabes, por qué no luchar contra ella, por qué no entrenar su carácter. La respuesta es: porque es mucho más sencillo no hacerlo.
47-En el futuro voy a dedicar menos tiempo al sentimentalismo y más tiempo a la realidad.
48-Las desgracias nunca vienen solas.
49-Las mujeres deberían ser respetadas también. En general los hombres se mantienen en alta estima en todas las partes del mundo, por lo que ¿por qué las mujeres no tienen su parte?
50-¿Quién más que yo va a leer estas cartas?
51-He encontrado que siempre hay una belleza que queda- en la naturaleza, sol, libertad, en ti mismo.
52-Desearía seguir viviendo incluso antes de mi muerte.
53-He alcanzado el punto en que no me importa si vivo o muero. El mundo seguirá girando sin mi, no puedo hacer nada para cambiar los acontecimientos de todas formas.
54-La única manera de conocer verdaderamente una persona es discutir con ellos. Porque cuando discuten en su punto más álgido, revelan su verdadero carácter.