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domingo, 31 de marzo de 2013

Superación,.. camino a la leyenda


Soy John Barrel, me hice periodista buscando historias que poder contar, historias de superación, de retos conquistados, de amores imposibles… Hasta que me di cuenta que la historia más hermosa y que las unía todas, la había vivido personalmente.
Nací en  Estados Unidos, en un pequeño pueblo cercano a Detroit. Cuando llegas a Europa, te das cuenta que la imagen que se tiene de las familias con problemas allí son solamente de negros o hispanos; al parecer a los blancos no les pasan cosas malas ni tienen grandes problemas, o acaso no interesan tanto. Es cierto que la cantidad de afroamericanos que viven infancias como la de mi familia puede ser más numerosa. Pero también hay muchas familias blancas, con pocos recursos, de tres, cuatro e incluso más hijos que sobreviven más que otra cosa, mientras buscan el sueño americano que haga cambiar su destino.
Nosotros éramos siete hermanos y nos llevábamos solo diez años de diferencia. Yo soy el cuarto. A mi padre apenas le conocía. Creo que su verdadera casa era la fábrica de Ford en la que trabajaba en turnos de 16 horas para tratar de hacer frente a las facturas. Mi padre, era el hombre que dormía en la habitación del fondo cuando estaba en casa y al que no se le podía molestar bajo ningún concepto. Aunque supongo que tampoco era fácil despertarlo. Si aparecía cuando estábamos cenando, nos daba un beso a todos, cogía algo y se marchaba a la habitación o a la fábrica, según de donde llegara.
Mi madre era una mujer delgada, fibrosa más bien, de piel morena, pelo corto y oscuro. Su cara, levemente redondeada, resaltaba los grandes ojos azules, brillantes e inquietos. No siempre había sido así, en las fotos de la boda su pelo era largo y tenía más curvas pero sin llegar a estar gorda. Le pregunté una vez por que no tenía ahora el pelo largo. “Dais demasiado trabajo para tener tiempo para mí” me contestó. Era cierto. Mis recuerdos de infancia se resumen en caos, carreras, lloros, peleas, risas…
Stephan era el sexto. Quizás tuvo mala suerte, quizás fue solo su destino, quizás si Sophia hubiera sido chico, su vida hubiera sido diferente. El caso es que once meses después de su nacimiento mi madre tuvo la primera y única niña, la que llevaban buscando cinco embarazos. A veces pienso que si no hubiera nacido hubiésemos sido algún hermano más. O que si hubiera nacido antes seríamos alguno menos. Con seis hermanos a su alrededor y siendo la última, la niña tan deseada, Stephan no tuvo de pequeño la atención que habría necesitado. Fue en gran parte, un superviviente.
Mis padres me contaron que en el hospital lloró muchísimo. Empezó a llorar incluso antes de salir completamente de mi madre. Al principio mi madre decía que por eso no lloraba en casa. Mis primeros recuerdos de cuando era bebe, se resumen en asomarme por encima de la destartalada cuna para verle. Cuando no estaba durmiendo, te miraba con sus ojillos azules, el único que los sacó de mi madre, y te lanzaba los brazos esperando que le cogieras y le sacaras de allí para llevarle a jugar.
Cuando cumplió dos años, al parecer fue mi padre quien se dio cuenta que no era normal que Stephan no dijera nada. Con tantos niños por la casa, algo tendría que decir ya. Pensándolo ahora, me da pena, nunca le habíamos oído reírse. Tenía una sonrisa casi perenne en el rostro, pero no le oímos nunca soltar una carcajada. Ni un llanto.
Tras consultar a varios médicos y una buena lista de pruebas después, encontraron el motivo. Sus cuerdas vocales se habían roto. Al nacer, no estaban formadas del todo y al llorar tanto se partieron. Ahora, tras dos años, estaban atrofiadas y no había forma de solucionarlo. Por eso, desde entonces no había vuelto a articular sonido alguno.
Mi madre entró en una fuerte depresión, se echaba la culpa de todo, de su problema, de no haberse dado cuenta antes, de no poder hacer algo más para sacarnos de la situación en la que nos encontrábamos…
Para poder pagar las pruebas a las que le habían sometido, mi padre tuvo que incrementar sus horas en la fábrica aun más y a mi hermano mayor le cayó la responsabilidad de ayudarnos a todos mientras mamá seguía enferma. Se le hizo demasiado duro, solo tenía doce años.
Un año después las cosas empezaron poco a poco a volver a la normalidad. Menos para Stephan. Nosotros nos marchábamos al colegio y él se quedaba en casa, necesitaba un colegio especial, necesitaba que le ayudaran a hablar con las manos, a entender las cosas, no era sordo, si le llamabas por su nombre miraba, pero parecía no entender nada si seguías hablándole. Mi madre se esforzó mucho tratando de enseñarle ya que no podíamos pagar el colegio, pero el tiempo pasaba y no se le veía ningún progreso. Cuando llegábamos de clase parecíamos ser un alivio para ella. Algún día al llegar la encontramos llorando con Stephan abrazado con fuerza a su cuello sin saber por qué lloraba su madre.
Y mientras crecía parecía que solo tenía una distracción, en la vieja televisión que había en la habitación de papá buscaba por todos los canales hasta que encontraba algún partido de baloncesto. Daba lo mismo quien jugase o la hora que fuera, si no le encontrabas solo tenías que ir al cuarto y allí estaba, en la cama, con los ojos fijos en la pantalla. Incluso mi padre cuando llegaba a dormir le permitía seguir  viendo la tele a su lado mientras él le abrazaba y se quedaba dormido.
Dos años más tarde Clark (mi hermano mayor) que no había vuelto a estudiar, trajo un montón de dinero a casa. Dijo que le habían contratado en una empresa nueva, que tendría que viajar bastante y que no les importaba que solo tuviera quince años. Mis padres tampoco preguntaron demasiado, para todos fue una especie de salvación. Pudieron pagar parte de las deudas que empezaban a amenazar con echarnos de casa, comprar algo de ropa nueva para todos y apuntar a Stephan al colegio especial. Tenía seis años.
Al principio no pareció que tuviera progreso alguno, los profesores decían que continuamente se le veía ausente y poco participativo a pesar de sus esfuerzos. En casa tendríamos que intentar aprender todos el lenguaje de signos para tratar de motivarle. Era más fácil decirlo que hacerlo, Clark se había marchado a trabajar, pero los demás seguíamos siendo unos críos. Yo solo tenía nueve años, Michael, el más mayor que seguía en casa, trece. Nos pasábamos el día jugando en la calle, con los amigos, o entre nosotros. Como íbamos a aprender aquellos signos tan complicados, que ni siquiera Stephan comprendía.
Solo había una cosa que seguía haciendo a diario. Ver baloncesto, incluso, los días en que papá tenía turno de noche, se quedaba en la cama con mamá hasta las tantas viendo los partidos que pusieran en la tele.
Y llegó su séptimo cumpleaños y desde entonces todo cambió. Mis padres habían empezado a hablar acerca de sacarle del colegio. Seguía sin haber grandes progresos y el dinero ahorrado (en gran parte gracias a Clark) se terminaba rápidamente. Fue en ese momento cuando nuestro hermano mayor llegó. El día de su cumpleaños. Apareció después de varios meses de viaje. Parecía cambiado, más mayor, más responsable, no parecía ser aquel gamberro que tan solo un año antes nos llevaba a tirar petardos o a atar palomas al suelo con un lazo para ver a los gatos lanzarse a por ellas mientras éstas aterradas intentaban volar, para caer torpemente al terminarse la cuerda.
Llegó con una gran bolsa, como si fuese Santa Claus, lo primero que hizo fue sentarse en medio del salón y mirar a Stephan a la cara. Le habló despacio ayudándose con las manos mientras hacia los signos que ninguno de nosotros había llegado a aprender. Le iba a dar varios regalos, pero con la condición de que se esforzara en clase. Se marchaba a otro viaje y cuando volviera tendría que haber mejorado o tendría que quitárselos. Mi hermano pequeño pareció mirarle con cara horrorizada, aunque no podías saber cuánto había comprendido de todo lo que le había dicho. Nunca habíamos tenido regalos, eran gastos que mis padres no podían permitirse ni siquiera tras la primera vez que Clark llegó con dinero, por tanto, perder el primer regalo que íbamos a recibir era algo que ni él ni nosotros estábamos dispuestos a aceptar.
Sacó del saco una canasta para ponerla en el porche y un balón de baloncesto, de la marca con la que jugaban los partidos que él veía por la tele. La cara de Stephan se iluminó como nunca antes habíamos visto. Agarró el balón y se puso a botarlo torpemente alrededor del viejo e incomodo sillón. Después nos repartió regalos a todos los demás y un fajo de billetes para mis padres. Quería que empezasen a disfrutar un poco de la vida. Mi padre fue el único que pareció preocupado, incluso se lo llevó a la habitación para hablar a solas con él. Al parecer le preocupaba la forma en la que había conseguido tanto dinero. A los pequeños no nos importaba, teníamos regalos nuevos, regalos que jamás hubiésemos imaginado llegar a tener en nuestra casa, una GameBoy, un Walkman, un coche tele-dirigido…
Clark tardó un año en volver y quedó asombrado con los progresos que había hecho Stephan. Entendía prácticamente todo lo que le decías, había aprendido a hablar con las manos a una velocidad increíble, no solo eso, incluso había aprendido a leer. Y todavía más, sacó el balón, totalmente desgastado ya y se puso a botarlo. Tan rápido y bajito que si no fuese por el ruido parecería que estaba quieto, luego pasándoselo entre las piernas, por detrás de la espalda, a su alrededor… Aquel año creo que no había hecho otra cosa, que estudiar, botar la pelota y tirar a la canasta que mi padre le colocó en la parte de atrás de la casa.
De nuevo nos había traído regalos para todos y de nuevo había traído más dinero para mis padres. Varios días después, nuestro padre llegó a la hora de comer y se quedó jugando con nosotros. Era la primera vez en nuestras vidas que jugaba y pasaba una tarde completa riendo, saltando y abrazándonos.
Aquellas tardes empezarían a repetirse con cierta asiduidad. El trabajo de Clark nos había cambiado la vida a todos y nunca supimos agradecérselo en aquellos tiempos.
Stephan convirtió su pasión en casi una obsesión. Se pasaba todo el tiempo que estaba en casa con el balón, botando, tirando a  canasta desde todos los lugares posibles, retándonos a jugar contra él, incluso a jugar todos contra él. Le daba igual no ser el más alto, ni el más fuerte, quería jugar a todas horas, hasta de noche. Después de cenar, salía con la tenue luz que llegaba de una  farola distante a tirar una y otra vez hasta que mi madre salía a por él a regañarle para que se acostara de una vez.
Recuerdo la primera vez que le llevamos a unas pistas callejeras. Daniel, el tercero de nuestros hermanos, tenía quince años, la típica edad en la que piensas que el mundo es tuyo, por lo que se pasaba las tardes en la ciudad. Nos subió en un autobús a  Stephan y a mí y nos llevo a uno de los barrios nuevos de  Detroit. Allí solo se veían casas altas y recién construidas, calles anchas y limpias, gente paseando por las avenidas, mirando lujosos escaparates llenos de cosas que nosotros solo habíamos visto por la pequeña televisión del salón. Yo tenía trece años y Stephan diez. Nos bajamos frente a un gran parque lleno de árboles, matorrales, fuentes, caminos y césped perfectamente recortado. Al final de uno de aquellos senderos había varias pistas de baloncesto. Daniel ya había estado allí y se regocijó con la cara que pusimos al ver aquello, nunca habíamos salido de las cuatro manzanas que había de distancia desde el colegio hasta casa. Ni siquiera el colegio especial al que iba Stephan estaba mucho más lejos que el nuestro. Solo en la otra dirección.
Había algunos chicos jugando pero no muchos, por lo que pudimos ocupar una canasta y empezar a lanzar algunos tiros. No éramos muy buenos, el baloncesto nos gustaba más por lo pesado que había sido nuestro hermano desde pequeño que por verdadera afición. A mí me gustaba más el béisbol, a Daniel el fútbol americano. Por eso no nos importaba demasiado si el balón entraba o solo rebotaba contra el aro y salía despedido a varios metros de distancia. Excepto a Stephan. A él si le importaba. Nos preguntó varias veces que por qué estaba tan alta aquella canasta. Apenas podía llegar desde el tiro libre. Nunca hasta ese momento lo habíamos pensado. La canasta en casa estaría a dos metros. Como mucho dos metros veinte, cuando la altura reglamentaria son tres metros y cinco centímetros. Claro que metió algunos tiros, pero el acierto que tenía en nuestro patio era impensable allí. En el autobús de regreso, no quería mirarnos, parecía avergonzado, por mucho que tratamos de animarle. Ya crecería y llegaría más que de sobra. Aunque trato de disimularlo, los dos vimos correr más de una lágrima escapando de sus ojos azules.
Cuando cumplió once años, a la salida del colegio cogía el autobús durante más de media hora para volver al parque a jugar. Siempre jugaba solo. Era un chico tímido y no poder hablar con los otros niños que bajaban a jugar tampoco ayudaba. Yo iba a recogerle las tardes que me quedaba estudiando en la biblioteca de la escuela. Había veces que llegaba y se habían formado partidillos en las dos canchas y Stephan se contentaba con verles jugar, mientras corría de un lado a otro botando la pelota y driblando a defensores imaginarios.
-¿Por qué no juegas nunca con ellos? – Le pregunté un día
-Se pasan el rato hablando, llamándose, riéndose unos de otros. Yo no puedo hacer nada de eso. No quiero que se rían de mí -.
-No tienen por qué hacerlo, ni creo que sea lo más importante. Juega con ellos, diviértete compitiendo contra otros. Tienes que intentarlo -.
-Ya juego contra ti a veces -.
-Tienes que empezar a jugar contra otros Stephan, tienes que seguir superando estas pruebas, hasta que llegues a tener una vida lo más normal que puedas. Hasta ahora, has ido superando todas las dificultades a las que te has enfrentado. ¿Acaso crees que jugar con otros niños es una barrera que no puedes superar? Hazme caso hermanito, las únicas barreras que no podrás saltar son aquellas que te impongas tu mismo y no te atrevas a intentar cruzarlas. No importa las veces que te caigas al intentarlo, si estás dispuesto a levantarte siempre y seguir intentándolo, tu límite es el cielo -.
Desde aquel día pasó un año sin que pudiese volver a ir a recogerle a las pistas. Mis estudios me ocupaban demasiado tiempo, Clark seguía viniendo una vez al año más o menos y ya el dinero y los regalos eran cada vez menores, estaba menos tiempo con nosotros y la mitad de este lo pasaba discutiendo con mi padre encerrados en su habitación. Aun así, siempre tenía un momento especial para Stephan y Sophia. Yo quería ir a una buena universidad y sabía que necesitaría una beca, por lo que me esforzaba con todas mis fuerzas en tratar de conseguirla. Por aquel tiempo fue cuando decidí ser reportero, quería salir de aquel pueblo triste y monótona, conocer mundo, conocer gente, escribir a diario en un periódico contando las noticias que ocurrían a nuestro alrededor y de las cuales muchas veces no solíamos enterarnos.
Cuando por fin regresé a la cancha, me quedé sentado antes de que me viera, observándole jugar con un grupo de chicos, el más pequeño de los cuales, debía sacarle varios años. Pero parecía feliz. Como era el más pequeño le dejaban subir el balón hasta la cancha contraria, luego lo pasaba y la mayoría de las veces no volvía a tocarlo porque el tiro se lo jugaban otros. En una hora solo le vi meter cuatro canastas. Cuatro robos de balón en los que llegó solo a canasta.
-¿Por qué no te juegas más tiros? – Le pregunte de camino a casa
-Porque quiero que me sigan dejando jugar. Son mayores, me conformo con aprender -.
-No tienes que conformarte con las migajas, tienes que ir a por el bollo entero. Solo así sabrás hasta donde puedes llegar. No tienes que dejarte avasallar por nadie, si eres mejor que los demás debes demostrarlo y si no lo eres, tienes que luchar y esforzarte para conseguir superarlos. Solo así conseguirás mejorar -.
-¿Y cómo les doy las indicaciones de donde tienen que colocarse, de lo que tienen que hacer, de que preparen un bloqueo o esperen un pase en la esquina para un lanzamiento cómodo? -
-Si eres el mejor de ellos, tendrán que aprender a mirarte, para que les coloques con un gesto, con una mirada, con una señal. Pero para conseguirlo, tendrás que ser tú, no puedes seguir mintiéndote a ti mismo. Lo necesitarás para ser feliz y disfrutar de verdad con lo que hagas. Si te engañas a ti mismo pronto empezarás a aburrirte, dejarás de ser feliz y el baloncesto perderá el atractivo para ti -.
Pasó otro año antes de que pudiera volver a verle jugar de nuevo en el parque. Ya tenía trece años. Seguía siendo un crío y sin embargo, el equipo en el que jugaba aquella tarde (como siempre casi todos ellos varios años mayores que él) se movía a su son. Mandaba continuamente con las manos, penetraba en la defensa contraria como si jugase contra niños más pequeños que él, no había quien le pudiera robar el balón, asistía al compañero mejor colocado, reboteaba y anotaba con una facilidad pasmosa. Desde cualquier ángulo, con cualquier defensor, sabía cómo conseguirlo, driblando, fintando, un paso para atrás, un tiro mas bombeado, un reverso… No podía creer que aquel canijo que dominaba como los grandes jugadores de la época en la NBA fuese mi hermano.
Dos años más tarde, mis padres quisieron hacer una fiesta. Me habían admitido en la universidad con una buena beca. Por fin alguien de la familia iba a tener estudios superiores. Clark apenas aparecía por casa y mis otros dos hermanos mayores trabajaban desde hacía un par de años, uno era mecánico y el otro fontanero. Los problemas económicos ahora eran mucho más llevaderos para mis padres. A la fiesta llegó Clark. Estaba emocionado había encontrado un instituto para Stephan, estaba especializado en personas sin capacidad de habla, y lo que más le gustaba, tenía un equipo de baloncesto que competía en la liga a nivel estatal, el último año había quedado tercero por la cola, pero eso era lo de menos. Le había hecho la reserva y conseguido una prueba para el equipo. Mis padres se opusieron de inmediato a que también él se fuera, pero resultaba que el colegio estaba muy próximo a la universidad que me había admitido. Nos había alquilado una casa en la que al parecer había vivido una temporada y el estaría un par de meses con nosotros para enseñarnos todo aquello ya que lo conocía bastante.
Mi padre continuó negándose, pero Stephan estaba como loco. ¡Jugar al baloncesto en un equipo de verdad! ¡En una liga de verdad! Con un entrenador y compañeros como él con los que podría hablar… Clark sabía que mis padres no pondrían muy buena cara, por lo que había traído multitud de folletos e información del colegio. Aquello era una verdadera oportunidad. Saliendo de aquel colegio podría incluso optar a la universidad algo totalmente impensable hacía tan solo unos años. Lo más increíble de todo era que mi hermano estaba dispuesto a pagar de su propio bolsillo el colegio.
-Me lo devolverás cuando seas un jugador famoso o un empresario de éxito hermanito, ya te lo recordaré entonces -.
El verano pasó lentamente para mi hermano, se pasaba el día practicando, estaba nervioso por la prueba de acceso al equipo. No era especialmente alto, cosa que hubiera ayudado, y no sabía cuántos jugadores necesitarían, cuantos jugadores de primer año integrarían el equipo. Quizás solo cogieran uno o dos. ¿Y si necesitaban pívots? Entonces no tendría nada que hacer. A veces hubiera preferido que mi hermano no lo hubiera dicho hasta un par de días antes de tener que salir hacia allí.
Y llegó Septiembre. Nos despedimos emocionados, nerviosos, tristes por dejarles a todos allí.
El colegio de Stephan no era demasiado grande, un edificio de ladrillos rojos de cuatro pisos, con un pequeño pabellón adosado a uno de sus laterales. La pista de madera oscura estaba rodeada por varias filas de gradas. Mi hermano no paraba de hablar. Movía las manos tan rápido que no entendía la mitad de lo que me quería contar. Llevábamos diez días allí y conocíamos a poca gente, a nadie de los que estaban entrando en la cancha para hacer las pruebas. También Clark apareció para verlas conmigo. Stephan no era el más bajito, lo cual pareció relajarle un poco. El entrenador apareció en pantalón corto ante los treinta chicos que se presentaron. Les comunicó que para los de primer año solo había tres fichas. La selección duraría una semana en la que diariamente irían descartando gente. Les animó a seguir jugando aunque fuesen descartados y probar el año siguiente. Les animó a estudiar ya que con un suspenso te echaban del equipo, el baloncesto era casi seguro que no les permitiría ser su sustento en la vida, por tanto debían tener claro que en aquel colegio los estudios estaban por encima de todo. Ellos por su circunstancia especial tenían que esforzarse mucho más que la mayoría, pero la recompensa, al menos internamente, siempre sería mayor al ver los logros conseguidos.
Y después empezaron a entrenar. Carrera continua para calentar, botes de balón, tiros en suspensión, tiros libres, triples, driblins, fintas con tiros, entradas a canasta con ambas manos…
Stepahn pasó los cinco días y finalmente le dieron la equipación. Clark y yo no le habíamos visto tan feliz nunca en la vida. Llamamos a casa de nuestros padres a intentar contar todo lo que nos transmitía con aquellas manos incapaces de quedar inmóviles un segundo. Mi madre estaba tan orgullosa… Estoy seguro que soltó más de una lágrima, con todo lo que pasó cuando él era pequeño.
Y llegó el primer partido, en nuestra cancha. El equipo titular lo formaron cinco chicos de último año. Stephan nos había asegurado que no era necesario que fuésemos a verle, él suponía que no iba a jugar a no ser que el partido  en el último cuarto estuviera decidido. Era práctica habitual en casi todos los deportes que los chicos de primer año jueguen poco y lleguen a ser importantes en su año final. La verdad es que para mí fue un partido raro, me imagino que el equipo contrario ya estaría acostumbrado, porque mientras ellos se gritaban, se avisaban de las defensas, ataques, tiempo… Nuestro equipo no podía articular un sonido alguno. Solo el entrenador se desgañitaba desde la banda dando instrucciones. Al descanso perdíamos por once. En el tercer cuarto por dieciocho. Entonces sacaron a los tres novatos. Imagino que el míster quería ver cómo se comportaban en la cancha los nuevos. Realmente no conocía el afán de superación de mi hermano. El de todos aquellos chicos era encomiable, pero mi hermano era otra cosa aun mayor. Realmente no se planteaba perder el primer partido que jugaba. Reunió a sus compañeros en la banda antes de sacar de fondo y durante doce minutos el pabellón presenció una autentica exhibición de baloncesto. Todo el mundo quedó impresionado con lo que podía hacer el nuevo alero del St. Michael, incluidos sus dos hermanos. Ganamos de seis y el pabellón se volvió loco. Doscientas personas le aplaudieron, vitorearon, abrazaron e incluso muchos de ellos le besaron. Hacía siete años que no se ganaba el partido inaugural en casa y lo habíamos hecho contra los cuartos de la liga pasada.
Cuando llegamos a casa fui a por unas pizzas para la cena, aquel día teníamos que celebrarlo.
Una extraña sensación me invadía mientras regresaba cargando con aquellas dos cajas calientes entre mis manos. Nunca podré decir cómo pasó, pero sabía que algo no iba bien. Al doblar la calle de mi casa, vi dos coches de policía y una ambulancia detenidos frente a la entrada. Una cinta roja y azul que un agente desenrollaba para tratar de alejar a los curiosos que se iban agolpando en la acera. La puerta de mi casa abierta. Las cajas se me cayeron de las manos mientras echaba a correr. Stephan estaba a un metro de la puerta con tres disparos en el pecho. Clark en medio del salón con otros dos.
La policía, tras investigar el caso dijo que fue un ajuste de cuentas por drogas. Stephan solo tuvo la mala suerte de abrir la puerta. Demostraron de Clark era traficante, había movido muchos kilos por todo Estados Unidos, le tenían fichado. Quien hubiera sido, iba a por él. Mi hermano pequeño fue una víctima circunstancial.
Nunca podré perdonarme del todo. En el fondo todos sabíamos que nunca pudo haber trabajado en algo legal, trayendo tanto dinero a casa, tantos viajes siendo todavía menor de edad… No debimos irnos a vivir con él. No me interpreten mal. También le echo de menos, fueron las circunstancias las que le empujaron a todo aquello, estoy seguro, y siempre pensó en la familia. Seguro que de haber sabido que su vida peligraba, no hubiera estado con nosotros.
También pienso que si le hubiera pedido a Stephan que me hubiera acompañado a por las pizzas, hubiese sido el primer jugador mudo en triunfar en la NBA, y no lo digo porque fuera mi hermano. En el instituto St. Michael hay una foto suya en el pabellón con la crónica del partido, para que su recuerdo perdure para siempre. Sé, que al menos por un día, vivió su sueño y fue una estrella.

CAPEL: “VOLVER A JUGAR HABIENDO PERDIDO LA VISIÓN EN UN OJO FUE MUY COMPLICADO”


La carrera deportiva de Francisco Capel(Madrid, 1933), uno de los tres miembros más veteranos de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid, contiene una llamativa historia de superación personal en una época en la que el baloncesto no contaba con los recursos actuales y la profesionalización era un privilegio reservado a jugadores reclutados por los grandes clubes en el extranjero. El que fuera jugador del club blanco durante dos temporadas (1958-60) e internacional en 26 ocasiones, nos habla de la grave lesión que le provocó una pérdida completa de visión en el ojo derecho y como a pesar de ello logró ser internacional y fichar por el Real Madrid. Además, Capel nos habla de su longeva etapa como entrenador, en la que trabajó con jugadores como Alberto Herreros, y sobre cómo ha cambiado el baloncesto desde los días en los que el primer equipo jugaba en las instalaciones del añorado Frontón Fiestalegre.

Francisco-Capel-02LEYENDAS BLANCAS - Muchos te recuerdan como un jugador polivalente. ¿Cómo te definirías tú?
FRANCISCO CAPEL - Bueno, el caso es que jugaba en todas las posiciones: de base, alero o pívot, pero es cierto que en aquella época, y midiendo 1,90 como yo, prácticamente todos los entrenadores me ponían a defender al pívot contrario, porque tenía la estatura suficiente y cierta habilidad para defenderlos. Se me daba muy bien defender a Alfonso Martínez, uno de los pívots del FC Barcelona en aquella época, por ejemplo.

LB - Hoy en días casi es necesario tener esa estatura para ser base. ¿Cómo ha cambiado el baloncesto desde que tú eras jugador?
FC - Indudablemente, el cambio más brutal se percibe en la cuestión física, ahora los jugadores son más grandes y están mucho mejor preparados. La dedicación ya es total, no como cuando jugábamos nosotros, y eso se nota en todos los aspectos. Ahora ves jugadores muy musculados que con una estatura como la mía la meten para abajo metiendo hasta el codo. Nosotros ni llegábamos. En cuanto a fundamentos, observo que hay menos diferencias, entre nosotros había jugadores con una técnica excepcional. Desde Martínez Arroyo a Corbalán, hemos visto jugadores de una calidad extraordinaria. En ese aspecto se ha avanzado mucho menos. Nosotros nos apoyábamos más en el talento que en el físico, desde luego. Había jugadores algo pasados de peso que jugaban francamente bien y destacaban mucho, y eso hoy en día es impensable.

LB - ¿Ser profesional y vivir del baloncesto se contemplaba como una posibilidad real en los años cincuenta?
FC - No. En aquella época había cuatro jugadores extranjeros, muchas veces puertorriqueños como Johnny Báez, Willo Galíndez o Freddy Borrás, que se dedicaban al baloncesto de forma profesional, casi siempre en el Real Madrid o en el FC Barcelona. Vivían con lo que ganaban jugando, mientras que el resto recibíamos una compensación económica por el tiempo empleado en los entrenamientos y viajes, pero sólo eso. Hay que pensar que igual entrenábamos tres días a la semana, y un par de horas por día. Comparado con lo que se hace ahora, no hay color. Nosotros estudiábamos o trabajábamos, te buscabas los medios con los que ganarte la vida. Yo estudié peritaje industrial.

LB - Y, como sucedió en tu caso, había ocasiones en las que además entrenabais y jugabais con la selección…
FC - Sí, pero la historia de mis internacionalidades es algo peculiar. Primero, porque para ser 26 veces internacional tuve que pasar cinco años en la selección. Ahora 26 partidos se juegan en un suspiro. El caso es que cuando me preseleccionaron por primera vez para jugar contra Francia sufrí una grave lesión en el ojo que pudo haberme retirado.

LB - ¿Qué sucedió?
FC - La preselección española jugaba un partido contra el Real Madrid en el Frontón Fiestalegre, y en un lance de partido en el que Willo Galíndez y yo disputábamos un balón, se produjo la lesión: al intentar capturar el balón, que ya tenía yo en mis manos, Galíndez me metió el dedo en el ojo derecho con mucha fuerza, dañándolo, fue dolorosísimo. Al principio, al ser examinado, hubo diversidad de opiniones. Algunos dijeron que no era nada grave, pero el caso es que no he vuelto a ver por ese ojo. Tuve que pasar más de un año sin jugar, y volver a hacerlo fue muy complicado. Me costaba horrores tirar, el sentido de la distancia lo había perdido por completo. A base de echarle horas logré volver a las canchas y me volvieron a seleccionar, con lo que finalmente logré ser internacional en los Juegos del Mediterráneo de Barcelona en 1955.

Francisco-Capel-01-2LB - Toda una historia de superación…
FC - Sí, de hecho fue en esas condiciones, sin visión ninguna en el ojo, como fiché por el Real Madrid y el Estudiantes, los mejores años de mi vida deportiva.

LB - ¿Cómo lograste volver a adaptarte al juego con la visión espacial tan mermada?
FC - Aprendiendo tus propios trucos. Solía irme a jugar al lado derecho del campo, ya que ése era el lado por el que no veía, y así, con el izquierdo, podía ver toda la cancha, mientras que el derecho abarcaba un área que en su mayoría estaba ya fuera del campo. También me gustaba mandar mucho en el campo, dirigir a mis compañeros, por eso luego me hice entrenador, así que entre unas cosas y otras, logré desarrollar una larga carrera deportiva hasta que me retiré en el Agromán.

LB - ¿Siempre habías tenido esa vocación por entrenar?
FC - Sí, me gustaba mucho. De hecho, lo hice en todas las categorías federativas que existían en el baloncesto español, durante más de 35 años consecutivos, sin dejar de hacerlo ni una sola temporada. Creo que debo ser, sino el único, uno de los pocos que lo ha hecho.  En el segundo curo nacional de entrenadores logré sacar el número uno de la promoción y conseguí ofertas de equipos de toda España. De hecho, la federación española me llamó para comunicarme que la portuguesa se había interesado para contratarme para llevar a su selección, pero las circunstancias personales no me permitieron poder aceptar. Tenía ya cinco de mis siete hijos, todos pequeños, así que marcharnos a Portugal era difícil, porque además la contraprestación económica no compensaba. Yo trabajaba en una empresa constructora, Agromán, y la oferta no era lo suficientemente alta como para dejarlo. Rechacé muchas ofertas y me dediqué a entrenar a muchos equipos en Madrid, creando escuelas, como hicimos en los Salesianos de Atocha.

CAPEL

LB - Entre tus jugadores más ilustres figura un histórico como Alberto Herreros…
FC - Así es. Su tío Alfonso me comentó que tenía un sobrino alto al que le gustaba mucho el baloncesto, así que le pedí que me lo mandara a los Salesianos de Atocha. La verdad es que entrenó conmigo poco tiempo, porque enseguida se lo llevó el Canoe, algo que entendí, porque allí iba a tener muchas más oportunidades para salir adelante.

LB - Volviendo a tu época como jugador, ¿cómo era el ambiente en el emblemático Frontón Fiestalegre?
FC - Me gustaba mucho. La atmósfera que había en Fiestalegre era muy especial, venía mucha gente, sobre todo en partidos de Copa de Europa o ante el Barça. Se llenaba y había que poner gradas detrás para que entrara más gente. Allí tenía la sede el club y se pasaban los jugadores de fútbol, creando un gran ambiente, era algo muy bonito. Recuerdo que al terminar los partidos pasábamos por el bar del frontón y allí nos tomábamos una cerveza con los aficionados.

LB - Por último, y cómo miembro activo de la Asociación de Jugadores del Real Madrid y de su Junta Directiva. ¿Qué te atrajo de la asociación para que decidieras formar parte de ella?
FC - Me atraía mucho la idea de reunirnos y poder ver a amigos, a gente con la que has jugado o con la que has tenido contacto. Es uno de los motivos fundamentales que me hicieron venir. Más tarde, he visto las actividades que se desarrollan en la asociación y me parecen francamente bien, desde el aspecto solidario hasta los partidos que se disputan a lo largo del año. Creo que formamos un gran grupo  con jugadores de muchas generaciones, y eso es algo muy positivo.

Comienza el "V Torneo de Oliva"

Hoy comienza el V Torneo de Baloncesto Oliva... nos esperan 4 días de Baloncesto en el pabellón,.. donde se jugaran partidos desde la categoría alevin, pasando por infantiles y cadetes tanto masculinos como femeninos, y de categoría junior masculino. Desear suerte a todos los participantes, sobre todo a los del C.B. Oliva y que todos disfruten de esta experiencia al máximo. Seguro que se ven grandes partidos, de mucha intensidad, de un alto nivel competitivo, con jugadores y jugadoras de calidad, talento y carácter ganador,.. recomiendo a todo el que pueda que se pase por el pabellón a ver los partidos y a disfrutar del ambiente festivo que rodeo este tipo de eventos deportivos en general y el baloncesto de forma especial. 
El recital empieza hoy a las 13:30 horas con los primeros partidos. Se inagura el Torneo con un partido alevin y uno de infantil femenino, en ambos jugarán los equipos de Oliva, suerte a los dos, si juegan como saben y a su máximo nivel seguro que les irá bien. A partir de ahí partidos sin parar hasta las 22:00h... y a partir de mañana viernes desde las 9:00h de la mañana todo el día sin interrupción. Recomiendo que vengáis equipados, agua, bocadillos, etc,.. serán jornadas largas pero divertidas.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Infantil Femenino: C.B. Oliva... 77 - 26 ... C.B. Tavernes

C.B. Oliva ... 77 - 26 ... C.B Tavernes

Jugábamos martes 26 de marzo este partido. Un partido que se preveía muy complicado por lo visto en la primera vuelta y por las sensaciones de nuestros últimos partidos donde el nivel no había sido ni de lejos el mejor. El equipo además no esta acostumbrado a jugar por la tarde y menos entre semana, todo esto hacía que la preocupación fuera grande,.. estaba claro que nuestro equipo era superior al rival a nivel técnico, que físicamente también eramos mejores,.. pero ¿que pasaría? ¿que versión de las nuestras veríamos? ¿saldrían motivadas? ¿saldrían con las pilas puestas? La clave estaba en empezar bien el partido y no salir dormidas como en los últimos encuentros.
1º Periodo (8-2); 2º Periodo (8-3); 3º Periodo (10-4); 4º Periodo (8-2); DESCANSO: 34-11
5º Periodo (12-4); 6º Periodo (13-4); 7º Periodo (10-5); 8º Periodo (8-2); FINAL: 77-26

El equipo sale desde el principio con un nivel de intensidad muy elevado, salimos a morder, a jugar fuerte en todo el campo, llegamos a presionar con 2 y 3 jugadoras contra el balón, realizamos buenas coberturas, somos capaces de cubrir las espaldas de nuestras compañeras y hacer rápido el balance defensivo, recuperamos bastantes balones y lo mejor de todo: provocamos muchas perdidas en el equipo contrario por malos pases o precipitaciones en su juego. A partir de ahí salimos como motos a la contra, llegamos en situaciones de ventaja numérica muchas veces, lástima la falta de acierto en algunos momentos. En los ataques posicionales hay mucho movimiento de nuestras jugadoras lo que dificulta que sean bien defendidas y hace posible que creemos espacios en ataque y situaciones de ventaja en posiciones cercanas a canasta,.. no es que nos estemos moviendo bien (aun nos falta para eso, poco a poco iremos mejorando algunos movimientos colectivos) pero al menos no habían jugadoras estáticas sin hacer nada en ataque. Hubo momentos en los que supimos ver nuestra ventaja en algunos emparejamientos y en otras ocasiones no o no supimos hacerles llegar el balón de la forma adecuada o idónea. A pesar de eso el equipo iba a una velocidad más que el rival, estábamos siendo superiores en todas las facetas del juego y eso ocultaba algunos de los defectos o carencias del equipo (a cuanta mayor intensidad de juego los defectos quedan más ocultos y difíciles de ver para las rivales que se ven desbordadas y no tienen tiempo a parar y observarnos). 
Llegamos al descanso del partido con una renta muy importante en el marcador de 23 puntos de diferencia (34-11). Era importante que el equipo no bajará el nivel, cosa que suele pasar cuando se rinde a gran nivel, se saca una buena diferencia y llega el descanso donde el que esta bien se suele relajar y el equipo que se ha visto superado recompone ideas y da un plus en la 2ª parte para intentar recuperarse del golpe. 
Pero en esta ocasión las jugadoras no bajaron el nivel, al contrario, lo subieron, fueron aun más rápidas, más intensas, dando un ritmo de juego al partido aun más elevado, eléctrico y directo,.. las jugadoras habían cogido confianza y estaban en modo ON... ninguna se desenchufo, ninguna quería quedarse atrás del resto, todas lo dieron todo y así daba gusto verlas jugar. Si, fallaron muchas ocasiones fáciles de tiro, perdieron algunos pases y se precipitaron en algunas jugadas,.. pero es algo normal viendo el alto ritmo de juego,.. las pulsaciones las tendrían por las nubes y a estas edades es normal que si juegas a ese ritmo fallar mucho,.. pero también gracias a ello tienes muchas más opciones de canasta. 

JUGADORAS:
Raquel Laskawski: No fue su mejor día en ataque en cuanto a canastas realizadas, pero si que estuvo más activa, más participativa, formando parte de la circulación rápida de balón, creando espacios, ofreciéndose de forma continua y buscando buenas opciones,.. después en defensa también estuvo a gran nivel (este nivel es el que debe tener como mínimo, tiene condiciones para ello y para más), presionando, llegando a las ayudas y haciendo buenas coberturas.
Iaissa Morato: se mostró muy superior en todo momento a las rivales, desbordo con suma facilidad, no podían pararla ni iendo 2 o 3 jugadoras a quitarle el balón, dio una lección de dominio de balón. Buena visión de juego buscando a las compañeras mejor colocadas. Se precipito en algunos tiros (no hay que tener prisa por acabar la jugada si no es una buena opción). En defensa como siempre: muy bien, muy intensa y robando muchos balones (y forzando perdidas en las rivales)
Marta Alemany: Su mejor partido esta temporada, muy participativa en el juego de ataque del equipo, supo buscarse posiciones de ventaja cerca de la canasta, se atrevió a jugar los 1x1 en el poste bajo (tiene que mejorar las finalizaciones, ahí tiene que ser más lista). Ayudo a subir el balón y estuvo acertada en la circulación de balón. En defensa dio un paso adelante respecto a anteriores actuaciones, estuvo más atenta y se anticipo a algunas jugadas. Poco a poco la vamos recuperando.
Gabriela Sinapova: No fue el partido en el que más ha destacado, pero hizo un trabajo enorme en la oscuridad. Muy intensa en defensa (como siempre) sabiendo guardar la posición, anticipándose a algunas jugadas, llegando a las ayudas. En ataque le toco jugar por fuera debido a que otras compañeras exteriores tenían ventaja por dentro y ando un poco despistada en algunas jugadas, pero siempre creo lineas de pase y fue agresiva cuando le toco encarar el aro.
Sandra Miralles: Salio muy enchufada al partido, con gran capacidad de desborde, siendo muy directa cara al aro y siguió así, sin miedo. Estuvo muy lista buscando el pase y corto, tanto suyos como de las compañeras,.. forzó en exceso algunas jugadas de 1x1, pero eso quiere decir que se vio con confianza, aunque debe tener siempre presente que hay una compañera a la que puede pasarle el balón si no puede acabar. En defensa estuvo muy activa.
Karen Boigues: Motivada desde el principio, activa en todas las facetas del juego. En defensa daba igual donde la pusiera, si delante o si detrás, cumplió con creces,.. siempre atenta a las ayudas, a realizar el 2x1, a hacer el balance defensivo. En ataque supo buscar su ventaja con el paso de los minutos, pero no tiene que precipitarse en los tiros, debe darle tiempo a cada movimiento para finalizarlo bien.
Elena Barreres: jugo a un gran nivel de intensidad, por momentos parecía que iba a desfallecer. Muy intensa en la defensa, llegando a las ayudas y no dejando a su par suelta, siempre molestándola y dificultando el que entrase en juego. En ataque tuvo varias opciones de tiro a canasta que no pudo aprovechar (cuando este solo tiene que mirar el aro).
Ángela Enguix: en defensa fue una auténtica muralla para todas las rivales, no permitió ni una canasta fácil, llegaba a todo, a la suya y a todas las ayudas que requiriesen sus compañeras. En ataque participo más, estuvo muy activa y se movió con criterio, pero no puede fallar las que fallo de debajo de la canasta, tiene que mejorar en eso, el día que lo haga será una jugadora mucho más peligrosa.
Laura Mena: gran partido el suyo. Bien en defensa, llegando a las ayudas y anticipándose al equipo rival cuando pasaban balones largos. Subió el balón muchas veces con soltura y superioridad, penetro, doblo pases, supo ganarse la posición en el poste bajo (desde ahí jugo buenos 1x1,.. pero también hubo algunos en los que se precipito cuando no debía hacerlo con toda la ventaja física que tenía, hay que dar tiempo al movimiento para hacerlo bien)... cuando esta así es una jugadora muy difícil de parar por su variedad de recursos y potencial.
Raquel Gutierrez: a los dos minutos del primer periodo se ahogaba y me pidió el cambio porque no podía seguir,.. finalmente siguió jugando,.. estaba enferma y no debería de haber jugado,.. pero su compromiso con el equipo es muy grande y quiso jugar, no quería perderse un partido como este, muy importante para el equipo,.. no fue su mejor partido, se le vio que no corría como suele (cuando ella corre a tope no hay quien la siga), no estuvo acertada cara a la canasta y en defensa no estuvo tan agresiva como de costumbre,.. pero lo realizado a pesar de sus condiciones tiene un valor enorme, más grande que si hubiera estado bien y hubiera hecho 20 puntos y recuperado 10 balones,.. demostró carácter y compromiso por el equipo.
Claudia Femenia: ¡menudo bicho! Tener enfrente a una jugadora como ella es para acabar desesperada, no te deja ni un solo momento botar el balón tranquila, siempre encima, siempre molestando, siempre metiendo la mano, siempre obligándote a dar malos pases y de forma precipitada,.. y cuando te toca defenderla no hay manera de quitarle el balón, no te deja que te relajes, siempre corriendo y a gran velocidad... hizo un gran partido, con sus fallos (como todas) pero siempre agresiva en ambas partes del campo, jugando con gran determinación buscando el aro, con confianza en el tiro,.. 
Aitana Vidal: llego justo cuando íbamos a empezar el partido, a prisas y corriendo llego después de hacer una audición,.. tampoco quiso perderse el partido,.. cuando sale a jugar en menos de un minuto tengo que pedir tiempo muerto "a la grande no la dejes sola dentro de la zona"... no la volvió a dejar sola y a partir de ahí su presencia intimido a las rivales, estuvo muy activa, aunque en algunas jugadas le falto agresividad y contundencia en las ayudas defensivas. En ataque estuvo más activa.

NOTA: Ha sido el mejor partido de la temporada, hasta la fecha. El equipo jugo a un ritmo muy elevado, esa es la idea y hay que seguir por ese camino. Las jugadoras tienen que darse cuenta de que para hacer grandes cosas hay que jugar siempre al 100%, da igual que salgan mejor o peor las cosas, si estamos más o menos acertadas (en este partido fallamos muchos tiros), lo importante es darlo todo pase lo que pase, si lo hacemos al final los resultados acaban llegando. Esta victoria estuvo basada en la defensa, la defensa nos dio el triunfo,.. la defensa es la que siempre nos mantendrá en los partidos cuando en ataque no estemos acertadas. En ataque debemos ser más listas en ciertas situaciones, nos cuesta ver a las jugadoras con ventaja sobre su par, cuando eso pasa hay que jugar con ellas y si luego estas jugadoras están sobremarcadas nos devolverán el balón y lo tendremos más fácil,.. todo lo que damos se nos devolverá,.. cuanto más juguemos para nuestras compañeras, más jugarán las compañeras para nosotras,.. 


Bueno chicas,.. ahora a ver si lográis mantener el nivel de aquí a final de temporada y demostráis que este partido no ha sido flor de un día ni producto de la suerte,.. ahora llega el torneo de Pascua,.. espero que lo hagáis muy bien aunque yo no este con vosotras,.. hacerle caso a Manel en todo y seguro que haréis un gran campeonato,.. 




La Donación de Sangre


Hace muchos años, cuando un médico trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conoció a una niñita llamada Liz quién sufría de una extraña enfermedad.
Su única oportunidad de recuperarse aparentemente, era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quién había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad.
El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre a su hermana.
Por un momento, lo vió dudar antes de tomar un gran suspiro y decir; Si, lo haré, si eso salva a Liz.
Mientras la transfusión continuaba, el estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras los médicos lo asistían a él y a su hermana, veía retomar el color a las mejillas de la niña.
Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. El miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: ¿A qué hora empezaré a morirme?
Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; el pensaba que le daría toda su sangre a su hermana... Y AÚN ASI, SE LA DABA...

El consejo de la historia: ¡Da todo por quién ames!

lunes, 25 de marzo de 2013

Senior Femenino: Victoria C.B. Oliva contra Carcaixent 64-53


SENIOR FEMENINO
C.B. OLIVA ... 64 - 53 ... CARCAIXENT

Esta semana nos tocaba jugar contra el Carcaixent, que ha sido uno de los favoritos a todo desde el principio de la temporada, al que conseguimos ganar en su campo de 1 punto tras un trepidante encuentro, cuando nosotras estábamos en nuestro mejor nivel de la temporada, cosa que ahora no estamos ni de lejos. Pero si nosotras no estamos a nuestro mejor nivel tampoco lo estaban ellas, que también han tenido problemas en el último tramo de la temporada donde han cosechado derrotas dolorosas. Era un partido para ver que equipo de los dos sacaba la cabeza del pozo. 
El 1º periodo es de mucho ritmo, intentamos salir muy intensas y agresivas en defensa, a veces incluso demasiado por lo que no somos capaces de defender a su referente en ataque cuando recibía en el interior de la zona, las ayudas eran muy largas y no llegaban, y por ahí nos hicieron mucho daño y no pudimos sacar una renta más clara, el equipo no obstante estuvo acertado en ataque, supimos correr, darle velocidad y jugar con nuestras mejores opciones. Tuvimos minutos de mucho acierto por parte de Eva, que con 6 puntos consecutivos nos puso por delante en el marcador, 7-3,.. En los momentos de más acierto de las rivales surgió Naomi para con 6 puntos de forma consecutiva mantenernos arriba en el marcador,.. nuestras bases estaban dando un alto ritmo de juego, primero Glòria con pases largos, luego María con esa capacidad de desborde y doblando balones en transiciones muy rápidas. Estábamos jugando muy fluidas. El Carcaixent defendía fuerte pero de forma limpia (se nota en ello la calidad de muchas de sus jugadoras). Parcial 23-17.
El 2º periodo lo comenzamos con 2 canastas, 4-0 y 10 puntos de diferencia en el marcador, era el momento de dar un pequeño golpe al partido, pero no lo logramos, enseguida se rehicieron y estuvimos intercambiando golpes el resto del periodo, se acercaban a 5 puntos, nos íbamos de 7-8,.. así hasta el final del periodo, el parcial fue de 12-11 (35-28 al descanso) El equipo estaba funcionando bien, pero no estábamos sabiendo concretar algunas jugadas muy claras, en ocasiones rizábamos el rizo con algún pase de más en contraataques de 3x1,.. en otras ocasiones dudamos entre si finalizar y pasar (la duda te mata) Una lástima porque podríamos habernos ido con una diferencia superior a los 10 puntos al descanso y solo lo hicimos de 7. 
Teníamos que seguir imponiendo nuestro ritmo, esa era la clave para ganar el partido. Ellas lo intentarían cortar e imponer su físico y su veteranía. 
El 3º periodo empieza con un intercambio de canastas que nos favorece hasta el minuto 4, donde la diferencia es de 9 puntos, 41-32. Pero ahí sufrimos una pequeña crisis de juego, nos hacen un 0-7 y se ponen a solo 2 puntos, 41-39. Pero el equipo en vez de venirse abajo se viene arriba, de ahí al final les hacemos un parcial de 8-2, para acabar ganando el periodo 14-13 y aumentar la diferencia a 8 puntos (49-41).
El 4º periodo lo comenzamos muy bien, con un parcial de 7-2 que nos hace irnos de 13 puntos, 56-43, minuto 4. Parece que por fin vamos a dar el golpe. Pero el Carcaixent demuestra que es un gran equipo, con gente que sabe jugar a esto, jugadoras con mucha experiencia que no van a desanimarse y con un 0-7 en menos de 2 minutos vuelven a ponerse en partido (nunca se habían ido), el marcador se aprieta, 56-50 y faltan aun casi cuatro minutos de juego. Llega la hora de la verdad, aquí es donde debemos demostrar si somos un equipo con tablas o no. Reaccionamos bien, mejoramos la defensa, solo les dejamos hacer una canasta en juego y un tiro libre, mientras que en ataque seguimos buscando buenas opciones de tiro sin precipitarnos y con 8 puntos damos carpetazo al partido. Parcial de 15-12 (ganamos todos los periodos) y final 64-53. 
Jugadoras:
María Mascarell Torres: la mejor del partido, dio velocidad y desborde, gran calidad en sus pases, jugó con gran determinación y confianza cara al aro (le falto romper más en el 1x1), y estuvo acertada en el tiro exterior con el que abrió la defensa rival. Si ella corre el equipo juega al ritmo que nos conviene.
Glòria Martínez Llido (Titular): mejor que en los últimos partidos, en defensa estuvo más activa, aunque le siguen faltando piernas y frescura y en ataque dio velocidad al balón con pases y circulación rápida. No estuvo acertada en el tiro, pero al final metió un triple en un momento que lo necesitábamos y que hundió al rival cuando estaban reaccionando.
Olaya Salinas Fernández: Tuvo buenos momentos en el 2º periodo, de participación y de crear situaciones de peligro, pero no estuvo acertada desde el tiro libre. Tiene que mejorar ese tiro (las lentillas nuevas no funcionaron). En defensa estuvo mejor en la 2ª parte que en la primera, tiene que empezar más agresiva e intensa.
Cecilia Siliato Robles: Bien en ataque, no hizo cosas raras y se dedico a hacer lo que sabe (el baloncesto es tan sencillo como eso). En defensa cumplió, estuvo intensa y agresiva en los bloqueos directos de las rivales. Tenía una papeleta muy complicada hoy en el rebote, pero no tuvo miedo y dio la cara.
Julia Lazon Santimoteo: salió en momentos complicados al campo, cuando las rivales apretaban más y cumplió con creces, muy bien en defensa, activa e intensa llegando a las ayudas y supliendo su menor tamaño con carácter y colocación. En ataque no tuvo muchas opciones de buscar su tiro.
Naomi Boigues Escriva: Quiero destacarla no por su partido, que estuvo muy bien, acertada en momentos críticos y siendo la 2ª máxima anotadora del equipo, además de ayudar en el rebote y en la defensa de las grandes. Eso para mi queda en un segundo plano, lo que quiero destacar es su compromiso con el equipo, me pidió jugar a pesar de estar toda la semana enferma y con calentura, no podía casi respirar y a pesar de todo hizo el esfuerzo por estar con sus compañeras en un partido complicado y más después de lo sucedido la semana anterior. Le doy las gracias por ello, es una muestra más del compromiso de esta jugadora con el equipo (y lo mejor es que no es la única, el compromiso de todas siempre ha sido ejemplar, pueden estar mejor o peor, enfermas, tocadas, lesionadas,.. lo que sea,.. pero siempre están ahí,.. en este partido fue Naomi,.. en otros han sido otras,.. todas juntas demuestran que somos más que un equipo de baloncesto)
Angels Ceresola Climent (Titular): hoy tenía una papeleta complicada, no por nada en especial, pero es muy difícil defender a jugadoras que te salvan más de una cabeza en esa posición,.. no pasa nada,.. no pierde la cara y a base de intensidad y entrega es capaz de parar a cualquiera. Muy bien en defensa, incordio total para las rivales (como siempre,.. y esto tiene mucho mérito,.. su regularidad en defensa es abrumadora)
Lorena Bañuls (Titular): fue la sorpresa en el quinteto titular, tenía una misión clara, desgastar a la referente del rival en los primeros minutos de partido aunque ello le costara hacer varias faltas. Y cumplió con creces, con ella en pista la "25" rival no "entro" en partido ni marco diferencias. En ataque debió de participar más, no solo tocando balón, también moviéndose y creando situaciones de ventaja para las compañeras.
Eva Rubio Ballester (Titular): Salió muy enchufada al partido, con mucha verticalidad y agresividad cara a la canasta,.. no la podían parar,.. recibió varios "viajes" y a partir de ahí jugó algo mermada, pero lo siguió intentando, esta vez sin acierto, pero siempre sin miedo y sin rehuir su responsabilidad. 
Patricia García Gregori (Titular): En defensa dio un plus, estuvo muy atenta a las ayudas, tapono varios tiros, muy atenta al rebote defensivo, a los cambios en los bloqueos, cortando balones en la presión donde se anticipaba a las rivales (al principio el único fallo defensivo que tuvo fue que no hizo las ayudas a la grande rival, todo lo demás muy bien, en la segunda parte lo corrigió). En ataque no tuvo su día, no estuvo muy acertada, tuvo muchas opciones para hacer canasta y no las metió. Algunas de las que fallo eran tiros bien seleccionados, ahí no pasa nada, pero hubo bastantes que por no tirar de 4-5 metros se fue hacía dentro ("a la guerra") y no estuvo nada acertada. Si tiene un tiro cómodo debe de tirar, no debe ir al lío. 
Marina Llopis Rodríguez: su participación en la 1ª parte fue escasa, apenas jugo 4 minutos porque realizó 2 faltas muy rápidas y la tuve que reservar para la 2ª parte donde debería ser pieza importante para parar a la "25". En la 2ª parte la paro bien al principio, pero en 1 minuto le hizo una canasta y le saco la 3ª falta. En el último periodo fue muy importante su presencia en defensa. En ataque no tuvo muchas opciones, la pieza con la que le toco lidiar eran palabras mayores.
NOTA: tras esta victoria casi que nos aseguramos la 3ª plaza, a no ser que de aquí a final de temporada pase una hecatombe. Y podemos seguir soñando con la opción de quedarnos segundas si logramos ganar al Denia y no perder ningún partido más. Ya veremos. Será un partido mucho más complicado que este. Ya adelanto que deberemos jugar mucho mejor todas si queremos ganar, con este nivel no será suficiente. El Denia esta en un buen momento y será muy complicado ganarlas, aunque juguemos en casa. De todas formas lo que queremos es competir y luego que pase lo que tenga que pasar. Hay que ir a competir con todas nuestras armas y ya veremos si son suficientes o no. ¿Quien antes de empezar la temporada pensaba que estaríamos en esta situación?